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Hoy, cuando llegué al café, sentí una mirada sobre mi nada más entrar; eras tú y me mirabas con enojo. Eso me desconcertó bastante.

¿Por qué me miras así? Yo sólo te defendí.

Te sentaste en la mesa de siempre y antes de que pudieras pedir si quiera tu café este llegó a ti, ya pagado.

Cuando le preguntaste al mesero él solo pudo responder "es un regalo de alguien que lo siente" y te entregó una rosa.

Amé tu cara sonrojada al recibirla junto con el café y sé que pensaste en mí, porque volteaste a verme cuando se fue.

Espero que te haya gustado, Jughead.

Letters for a beautiful personDonde viven las historias. Descúbrelo ahora