Luna Butterfly x Sam Lucitor

X

La chica de cabello naranja nos miro unos segundos antes de darnos una esfera azul y salir corriendo sin darnos tiempo a decirla nada. Al mirar la esfera apareció el nombre de Luna Butterfly en letras grandes, enseguida apareció un mapa de Miwni con una cruz el medió del castillo. Eso significaba que ella estaba en el castillo? Podía ir corriendo a por ella ahora mismo? Sinceramente no me planteé siquiera si era una trampa, un juego, o si esta no era mi Luna Butterfly, solo podía pensar en que tal vez podía estar sufriendo y quería que estubiese conmigo ya, para consolarla y besarla.

Corrí como un loco por todo el castillo sin dejar que mi hermana me siguiera, cada vez que parecía que iba por buen camino la cruz se volvía dorada y empezaba a temblar. Aun que el castillo fuese grande eso no me impidió no tradar más de diez minutos en encontrar justo el sitio, cosa que supe porque la cruz ocupó toda la esfera.

La habitación en la que me encontaba era grande, de echo era enorme, tenía un montón de esculturás y extrañas piezas, lo cual me pareció raro, pues entre ellas se encontraba un dedo verde, que la verdad me suena haber visto en otra parte. Además de las extrañas cosas del cuarto no parecía que hubiese algo que me llevase con Luna o que allí estubiese ella. Enfadado me di la vuelta y abrí la puerta, al acerlo ví que ya no estaba en el castillo, este no era el pasillo de antes. Miró a su alrededor, no reconocía nada, donde estaba? Volvió a mirar la esfera esperando encontrar un mapa enseñandole donde estaba, pero en vez de eso encontró una flecha y el nombre de Luna siendo señalado por ella. Enseguida se me vino a la mente que la esfera me había traído allí por algún tipo de magia que claramente desconocía, pero eso daba igual, si la flecha apuntaba a Luna como una brújula el norte.

Corrió con cuidado por todo el lugar, escondiéndose de vez en cuando de algunos monstruos que pasaban por los pasillos. Ese lugar se parecía al castillo de Mwini, pero no llegaba a serlo, había cosas muy distintas como el color de las paredes y cuadros. Había cuadros de monstruos, esculturas de reinas asesinadas, definitivamente no sabía para nada donde estaba.

Corriendo por los pasillos escuchó lo que le pareció un lloriqueo y gritos de un hombre, el cual parecía estar enfadado, se asomó a la habitación de la que provenían y vio a su dulce Luna con cortes, ensangrentada, y tirada en el suelo llorando; al lado de esta había un hombre lagarto de cabello negro que no paraba de gritarla. Al ver esto el corazón de Sam se encogió y la ira lo poseyó, sus ojos se pusieron en llamas, echó fuego por sus pies; y entró en la habitación, el hombre se sorprendió al verlo, pero no pudo hacer nada pues Sam le disparó fuego que salía de sus manos, y sin perder el tiempo cogió a Luna y salió corriendo por el pasillo.