¿Adiós?

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—En la siguiente cuadra, giras a la derecha.

No obtuve respuesta. Todo el camino había sido silencioso, a excepción de algunas veces que Justin hacia algún comentorio del cuál me limitaba sólo a sonreír.

—Es aquí—dije y detuvo la camioneta.—Bien—abrí la puerta del auto.—Gracias por traerme.

—¡Adios, Michelle!

—¡Nos vemos, Justin!—miré al chico frente a mi.—Creo que esto recompensa mi helado.

—Genial. Ahora podre dormir tranquilo—dijo sarcástico.

—Eres un...

—Ah, ah—me señaló.—No me insultaras después de haberte traído a tu casa.

—¿Estás seguro?—levanté una ceja.

Iba a decir algo, pero se calló al escuchar una puerta abrirse.

—¿Michelle?—giré.—¿Qué haces?—me miró extranada.

—Me despido de unos amigos. Vuelve a dentro, Karla. Ahora voy.

Observé como la pequena niña de siete años regresaba a la casa y me giré hacia la camioneta frente a mi.

—¿Ahora somos amigos?

—Sólo me trajiste a casa, no te emociones.

—Pero tu fuiste la que...

—Nos vemos—me giré y saludé con la mano.

Estaba cerrando la puerta de mi casa, cuando escuché esa ronca voz.

—¡Espero que no pronto!

Eso espero yo también.

Caminé silenciosamente hacia las escaleras y las subí de dos en dos. Eran pasadas las nueve y sabía que mis padres aún no habían llegado. Ellos son compañeros de trabajo en una gran empresa en la ciudad, de hecho así fue como se conocieron y enamoraron. Suelen estar fuera la mayor parte del tiempo. En especial los días como hoy, sábados.

Entre a mi habitación y me coloqué mi pijama favorita junto con mis pantuflas. No paso mucho antes de que escuchara que llamaban a la puerta.

—Pasa—me tumbé en mi cama.

—Te olvidaste de mi.

Me cubrí el rostro con la almohada.

—No es así. Sólo se me hizo algo tarde.—me acomodé.—Kylie se tuvo que ir y me quede esperándola en la fila como tonta. Después, tuve que buscar como llegar a casa. No llegan taxis a ese lugar—giré los ojos.—No le digas a mamá.

—Bien—suspiré y se sentó en mi cama.

—¿Quien te trajo a casa?

—La mama de Molly.

—Perfecto—sonreí.—¿Te divertiste en su casa?

—Si—sonrió.—Fuimos al parque y jugamos con sus muñecas. También cenamos pizza.

—Eso suena divertido.

—Si—hizo una mueca.

—¿Todo bien? ¿Por qué esa cara?

—No, por nada—comenzó a juguetear con sus manos.

—Karla, sabes que puedes confiar en mi, ¿verdad?

—Si, lo sé... Es solo que no quiero que se lo digas a mamá—agachó la cabeza.—Me molestaría.

—Estas comenzando a preocuparme—me senté frente a ella.—¿Qué sucede?

—Creo que me gusta un niño de mi salón.

Una sonrisa se comenzó a postrar en mi cara. El gato cheesire y yo nos haríamos competencia.

—¡No te vayas a burlar, Mich!

—No, no... Tranquila—me mordí el labio.—¡Te gusta alguien, hermanita! ¡Qué emoción!

—¡Shh!—agitó sus brazos.—¡Por eso no quería hablar!—se cruzó de brazos.

—Ya, lo siento—me calmé.—¿Puedo saber quien es el afortunado?

—Es nuevo. Entró esta semana, pero nos hemos vuelto muy buenos amigos—sonrió feliz.—Su nombre es Justin.

Que bonito nombre.

—¿Y cómo es Justin?—me crucé de piernas en posición de indio y me apoyé en mis rodillas.

—Es muy lindo, de verdad. Su pelo es de color miel y sonríe muy bonito. Tal vez, lo puedas conocer el lunes en la venta de pasteles.

—Me encantaría—sonreí.—Por cierto, mañana tenemos que ir a comprar lo necesario para hacer tus cupcakes. Así que, será mejor que vayas a dormir.

—Son las nueve. Es muy temprano—hizo un puchero.

De repente, como si tuviera un reloj interno, pegó un salto y corrió hasta la puerta de mi habitación.

—Ya casi empieza Hannah Montana. Me voy—cerró de un portazo.

—¡Hasta mañana a ti también!

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2018 ⏰

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chocolate  ↬  j.gDonde viven las historias. Descúbrelo ahora