Recuerdo que hace unos años me encontraba discutiendo con un compañero de trabajo porque justo habían cortado la calle dónde paraba su colectivo, decía que iba a llegar tarde a ver a su hija, que hoy le tocaba cuidarla a él, por eso quería llegar temprano.
Era bastante mala onda, pero siempre que hablaba de su hija, se convertia en otra persona. Marcos amaba a Lucia.
Estabamos comiendo antes de entrar a trabajar, y mientras comiamos charlabamos, como siempre. Me contaba de que odiaba que hagan marchas y corten toda la calle, según el era una pelotudes..
"No boludo, es que es así. La gente que hace y va a las marchas es gente que busca quilombo, gente que no tiene que laburar, gente que seguro ni tiene idea de qué es la marcha pero van, van a boludear, van a romper todo y a hinchar los huevos a los que trabajamos. Es más, hablan de ni una menos pero andan en bolas marchando, onda, se buscan las cosas loco. No quiero parecer machista pero mi hija, viste que tiene 18? Bueno ella sabe cómo ir vestida, sabe cuidarse, yo le digo que se tiene que portar bien, que tiene que andar temprano, que no tiene que provocar y listo, nunca le pasó nada. Sin embargo esa gente que marcha hace todo lo contrario, parece que lo hicieran a propósito loco.., me estás escuchando Lucas?!Efectivamente lo estaba escuchando, pero no compartía ni siquiera media palabra. Entonces preferí levantarme callado e ir trabajar.
Una vez finalizada la jordana laboral, nos fuimos, cada uno con su pensamiento. Él quejándose por estar toda la calle cortada. Y yo viendo a les pibes luchar por lo que aman. Algo que nunca pude hacer, algo que en mí época no era algo normal, o quizás sí, pero mi mente era otra.
Y cómo me enseñaron mis hijos, nunca es tarde para deconstruirse. Así que me sume a la marcha muy entusiasmado.Pasaron meses y todo seguia igual, el trabajo, la radio y las charlas. Hasta que un día le tocó.
"Lucia Roldán era una chica de apenas 18 años, cuando el día viernes 7 de octubre se descubrió su cuerpo luego de haberla ingresado a un centro de salud barrial, por supuesta sobredosis. Pero luego de unos estudios, se descubrió que la joven fue drogada y violada, los asesinos la habrían empalado y la sometieron a una agresión sexual inhumana[...]"
Esas palabras no me las olvido nunca más. Y les juro que Marcos tampoco. Ese día, la radio informó el final de un Marcos y el renacimiento de otro.
Lloraba desconsolado, no sabía cómo actuar, ni él, ni yo. Se estaba enterando que su hija había sido asesinada y violada a través de la radio. Fue el fin de la luz, el fin del sol, se convirtió todo en oscuridad, en desesperación, en agonía y en el peor infierno que jamás vivió.
Un día le tocó.Pasaron años desde el fallecimiento de Lucia. Y hoy escribo esto mientras me estoy acostando a dormir, pensando en el maravilloso día que pasamos ayer con Marcos en la marcha de #NiUnaMenos, pensando en cuantas pibas mueren por día, cuantas estarán asesinando o violando ahora mismo, pensando en Marcos apoyando desde atrás de todo con un cartel con la foto de Lucía, pensando en que yo, él y todes creamos al monstruo llamado macho, y por sobre todas las cosas, pensando en las palabras de Marcos ayer...
"Yo la maté, yo la maté cuando le decía que no provocara, yo la maté cuando le decía que no se ponga eso porque se veía todo, yo la maté cuando le echaba la culpa a las mujeres por sus violaciones, yo la maté cuando trataba a esposa cómo si fuera nadie, yo la maté cuando le decía que no podia hacer tal cosa por ser mujer, pero sobre todo yo la maté cuando le enseñaba a cuidarse en vez de luchar para que los machos dejen de actuar cómo tal. Yo la maté"