s e r i a

36 3 0
                                    

Peter Pan era un ser encantador, no había nada de él que me disgustara en estos momentos, tenía algunos cambios de actitud, pero los niños se asombraban tanto al verlo que yo pensaba que era bueno, era como un Dios.... Yo no podía reclamar nada, me sentía atraída y confundida.

— _____, Peter quiere que te pongas este vestido —Me puso la tela en la cama.

— ¿Peter? —Dije confundida— Él me dijo que me quedara aquí, además, mi ropa son pantalones, no esto.

Mi madre me vestía bien en el mundo, siempre me compraba cosas caras con el sueldo que se ganaba de su profesión, era prostituta (Por eso yo me quedaba con mi tía) y a veces tenía la loca idea de que yo arruinaba su existencia, no conozco a mi padre real, pero si al que vende coches. Fui el accidente que toda ramera teme. ¿Ella me quiere...? No lo sé, sólo veo como me deja regalos en la cama y me dejaba al cuidado de mi tío, su hermano, quien abusó de mí todas las noches que estuve lejos de Nunca Jamás. Era aterrador imaginar su rostro.

— Está bien, Bobby. —Le miré con una sonrisa viendo el vestido color azul.

No estaba seguro si me quedaría en la parte de los senos, yo tenía poco busto.

Después de acomodarlo lo mejor posible y enredarlo a mi cintura con una liana, porque seguramente el vestido era robado de una casa humana, justo de donde yo venía...

Para bajar al lugar donde estaba Peter, había una cuerda con una barrica enorme, a la cual me subí temerosa, la moví para tomar vuelo y caí de rodillas una vez que llegué al piso. Me levanté recordando todas las veces que traté de huir de casa, no dolía tanto.

— ¿Estás bien? —Una voz tierna pero sin ser infantil preguntó por mi seguridad.

—No, no lo estoy, me ensucie de este asqueroso lodo...—Levanté la mirada y vi a un chico de cabellos negros, casi de mi edad.

— Nadie estaba preparado para que una niña viniera aquí, pero Peter insistió en traerte. —Se rió.

— ¿Peter...? —Le miré confusa. 

— Si, Peter ya te veía desde hace tiempo, relataba que eras bonita, pero no diré mucho —Confesó.

¿Peter me veía desde...? ¿Qué? Mi cuerpo tuvo la reacción de sonrojarse de inmediato, de hecho, el chico empezó a burlarse de mí. Nunca nadie me decía que era bonita y según Marilyn Monroe, a todas las niñas se les debe decir que son guapas, aún cuando no lo son.

— ¡Peter no mentía! Mira que eres una chica preciosa, vamos, él te espera. —Extendió su mano hacía mí.

— Lo dices porque nunca haz visto a otra mujer...—Susurré tomando su mano.

— Antes había muchas. —Frunció el ceño, dando un salto y empezando a volar.

— ¿Qué les pasó? —Mis piernas se despegaron del piso, apreté las mismas, poniendo mi mano libre en mi entrepierna, tratando de que el vestido bajara. (Imposible gracias a la gravedad)

— Nada interesante, fue hace muchos años. —Me volteó a ver con una sonrisa.

Todo el viaje me quedé observando lo maravilloso que era Nunca Jamás, este muchacho era amable pero algo reservado, lo que me indicó que no quería más platica. Después de unos minutos, llegamos al mar, muy alejados de los tuneles subterraneos. Era normal que varios niños volaran, siempre lo veía desde mi ventana. 

Príncipe Encantador;LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora