La semana ha pasado sin problema, todo marcha como tiene y debe hacerlo. No he vuelto a hablar con Nathalia, que me respondió el correo con sus recomendaciones y estudios de ganancias y pérdidas. Le respondí, y hasta ese día no hemos vuelto hablar. Estoy en el bar de siempre tomándome un trago. Necesito despejar mi mente, esta rutina está acabando conmigo.
-¡Hola, Zeit! -dice una sensual voz sentándose a mi lado.
-Hola, Nessa. -Le sonrío.
-¿Pensando en mí? -Toca mis manos.
-No precisamente, pero creo que eso se puede solucionar. ¿Nos vamos?
-Sí, vámonos. -Se levanta con mucha sutileza y me extiende su mano.
Dejo dinero en la barra, pagando mi trago, y tomo su mano.
¿Quién es Nessa? Bueno, la conocí hace meses en este mismo bar. Ella está casada con un hombre que la hace infeliz y yo estaba necesitado de una mujer para satisfacerme, así que nos complacemos mutuamente. Nos vemos una vez por semana en este mismo bar a la misma hora. Nessa es bella, alta y esbelta. Su cabello rubio cae hasta su cintura y sus ojos azules adornan su espectacular rostro. En la cama es una mujer que sabe complacerme. Me da la que necesito, pasión y lujuria, aunque luego de hacerlo quedo igual de vacío. Tengo que seguir con ella para borrar mi pasado y tratar de avanzar hacia mi futuro.
Llegamos a la habitación que siempre reservo para nuestros encuentros. Nunca he llevado a una mujer a mi penthouse y no empezaría ahora.
Al cerrar la puerta de la habitación y encender las luces, Nessa se gira a verme con su particular mirada de perversión. Después se quita un tirante de su vestido gris y luego el otro. El vestido, gracias a la bendita gravedad, cae al suelo, roza su bella piel y deja al descubierto su magnífico cuerpo. Unos senos pequeños pero hermosos y deliciosos. Observo unas bragas de encaje negro.
-¿Vendrás? ¿O tendré que buscarte? -Baja sus bragas para quedar desnuda por completo. Deja a mi vista todo su ser.
Sin decirle nada, me acerco a ella y acaricio su rostro; bajo por su cuello, paso mi mano por su pecho y dejo caricias en cada uno de sus senos. Bajo aún más hasta llegar a su ombligo. La escucho gemir con solo mi toque. Llego a su centro, separo sus labios mayores con mis dedos y, sin mediar palabra, introduzco dos de mis dedos, haciéndola gemir y arquearse. Con mi otra mano la sujeto de la cintura y sigo con mis movimientos de afuera hacia dentro. Siento cómo se humedece para mí, cómo aprisiona mis dedos dentro de ella.
-¡Te quiero dentro! -pide en un susurro.
Saco mis dedos, la cargo hasta la cama y la dejo en ella con sutileza. Sin ningún pudor, abre las piernas para quedar totalmente expuesta para mí. Desabrocho mi pantalón y saco mi miembro, el cual está duro y deseoso. Saco de mi bolsillo un preservativo, que me coloco. Ella no deja de ver mi miembro y muerde sus labios con deseo. Me deshago de mi pantalón y me quedo solo con la camisa. Bajo hasta quedar encima de ella y coloco mi miembro en su entrada.
-Zeit, no me hagas esperar, por favor.
-¿Estás muy desesperada?
-Tenía una semana deseando esto. -Enreda en mi espalda sus piernas. Entro poco a poco y observo cómo arquea su espalda, despegándose de la cama-. ¡Dios!
-Solo Zeit. -Entro un poco más y veo cómo se retuerce y gime-. ¿Lo quieres todo? -pregunto en su oído
-¡Sí! -gime casi sin aire.
Así que de un solo golpe entro en ella duro y con fuerza, haciéndola gritar y aferrarse a mi camisa con fuerza. Mis movimientos son violentos. Lo nuestro es solo satisfacernos; ella tener un orgasmo y lo mío sentir a una mujer.
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ZEIT HABBAK EL ADONIS
Romanceun hombre acostumbrado a tener todo en la vida mujeres, dinero, dominio y poder, nunca ha creído en el amor, piensa que es un mentira, un simple teatro, su vida da un giro enorme Cuándo unos ojos negros llegan a su vida, empieza a creer en cosas que...