Capítulo I

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Era 2 de julio, día de mi cumpleaños, llego a la Universidad emocionado por ver a mis amigos y recibir cada una de sus felicitaciones. Entre ellas cada una viene acompañada de muchos abrazos, besos y un sinfín de expresiones que me llenaban de felicidad y me hacían sentir bien.

Luego de pasar un día lleno de alegrías y sonrisas por doquier llega la hora de irme a casa. Al llegar, abro mis mensajes para ver quienes me habían felicitado por la internet y de repente me llega un mensaje de un número que no tengo registrado, el cual dice:

-¡FELICIDADES!

Cuando lo veo me sorprendo y de forma natural le pregunto quién es, ella me contesta y me dice su nombre, al mismo tiempo me manda una foto de su rostro. Me dice que su nombre es Eva, su rostro es de una mujer de aproximadamente 19 años. Me llama la atención porque es una mujer muy hermosa y que sin conocerme se haya tomado la molestia de escribirme significa mucho, a diferencia de lo que pensarían otros hombres que una mujer tome la iniciativa para mí no es sinónimo de que sea una chica promiscua, rápida o cualquier otro sinónimo para una mujer así.

Mientras en ese momento me encontraba un poco atareado por tareas pendientes de la Universidad simplemente le di las gracias e ignoré su chat, ella me respondió casi de manera instantánea diciéndome que no había de que agradecer.

Mientras tanto pasan los días y mi depresión sobre el amor se vuelve cada vez más pulsante e intensa, la rutina de cada mañana, tarde y noche hacer lo mismo me va consumiendo el deseo de querer levantarme de la cama otra vez. Lo único que me mantiene con deseos de salir de mi casa es juntarme con mis amigos y seres queridos, feliz y complacidamente puedo decir que son esos momentos con ellos los que me devuelven el deseo de vivir; son el elixir que me da la energía necesaria para darme cuenta que en verdad la vida vale la pena, vale la pena porque estoy con ellos, y gracias a Dios son el regalo más grande y valioso que la vida me ha dado. Tanto hombres como mujeres, mi círculo de amigos es rico de personas nobles y bondadosas.

A pesar de todo ello, siento que mi vida no está completa, que en mi vida falta algo. Es como un rompecabezas bello, hermoso y artístico que le falta una pieza... Y no sé si decir afortunada o desafortunadamente, pero esa pieza es el amor.

Todos mis amigos tienen su pareja y son felices, se puede decir que de mi grupo de amigos en el amor yo soy la oveja negra, esa oveja negra que nadie quiere.

Una desventurada y breve historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora