You and me against the apocalypse [joshler]

𝐌𝐢 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐞𝐬 𝐉𝐨𝐬𝐡. 𝐉𝐨𝐬𝐡 𝐃𝐮𝐧.

No tenía ni siquiera 17 años cuando la pandemia comenzó, al principio sólo era una simple enfermedad, una gripa que se expandió por todo Europa; que con el pasó de las semanas se propagó al continente Americano, ahí fue donde todo empeoró.
Niños, adultos, adolescentes y ancianos, la epidemia arrasaba con todo, sin excepción alguna. Incluso personas importantes del gobierno enfermaron, muriendo al poco tiempo de contagiarse.

Las calles eran poco transitadas, todos prefieran permanecer en sus hogares hasta que sus recursos se agotaran. Algunas familias duraron meses, otras que corrían con menos suerte; semanas, incluso días.
La familia Dun duro poco tiempo unida, su padre murió a los pocos días, la enfermedad (la fiebre del siglo XXI, fue apodada) lo alcanzó. Su madre, Laura, lo acompañó una semana después.
Josh quedo a cargo de sus hermanos menores; Ashley de catorce, Jordan de diez, y la pequeña Abbie de ocho.
Junto con Ashley, quien era bastante madura para su edad, los hermanos Dun duraron un dos años unidos, viajando constantemente de estado a estado.

En el cumpleaños número diez de Abbie; Ashley en compañía de con Jordan desaparecieron.
Abigail quien era una pequeña niña (quien apenas había menstruado por primera vez semanas antes de la desaparición de sus hermanos mayores), quedó devastada, sintiéndose sola aún con Josh acompañándola. Josh debía mantenerse fuerte, de lo contrario él y Abbie no durarían mucho.
Tristemente, así fue, Abbie murió un año después, con once años, en manos de otro sobreviviente quien intentaba despojarla de sus pertenencias una tarde en un gran bosque.
Abbie luchó, Josh también, pero el hombre, quien medía aproximadamente un metro noventa, y debía pesar mínimo 100 kilos, fue más fuerte que ambos adolescentes.

La pérdida de Abbie fue lo que logró acabar con Josh.

Ya había olvidado como era dormir despreocupado.
Sin el temor de que, en cualquier momento, llegase un hijo de perra y le comiese los intestinos.
Se retuerce con incomodidad sobre el montón de mantas debajo suyo, acomoda con su mano derecha la cobija que cubre su cuerpo del violento frío que le rodeaba, mientras que con su mano izquierda aprieta levemente el agarre en su arma.
Estaba en una pequeña casa abandonada en los suburbios (rodeado de otros cientos de casas completa y exactamente iguales), había llegado no hace más de 1 hora, y Joshua ya había cubierto las dos puertas, y todas las ventanas con unos tablones que había quitado de unos muebles que estaban ahí, y había martillado unos cuantos clavos oxidados que tenía en su mochila con una roca que encontró.
Se recostó en unas cuantas mantas que encontró en una de las habitaciones de la casa, dispuesto a dormir aunque sea una hora.

La posición adecuada para poder dormir (según él) era la siguiente; con todo su cuerpo hecho ovillo sobre las mantas, y su arma entre todas sus extremidades. Restriega la cabeza contra la almohada, y arruga la nariz con incomodidad por el polvo que sale de esta.
A los pocos minutos escucha el rechinar del motor de un auto, frunce la cejas y en un movimiento rápido se levanta, corriendo a la ventana más cercana y comenzado a desclavar un tablón con unas pequeñas tenazas que tenía en su mochila.
Cuando logro quitar el clavo movió poco el tablón, apenas si podía mirar. Comienza a inspeccionar rápidamente los alrededores, y su vista se detiene en una casa en la acera de enfrente, y a tres casas a la derecha, allí había un auto.
Allí había un auto encendido. Un jodido auto rojo.

Del auto bajan dos personas, por sus complexiones puede distinguir que son una chica y un chico.
La chica apunta a la casa de un lado y le dice algo al otro que Josh no alcanzó a escuchar.
El joven se mueven con rapidez a la casa de un lado inspeccionando todo lo que puede, mientras que en la casa de a un lado, la chica hace lo mismo.
Se escuchan vidrios romperse y cosas caer. La chica a los pocos minutos sale con mantas en las manos, y unas cuantas latas sobre estas.

"¡Tyler!" Gritó la joven a la casa de un lado, después de haber guardado las cosas en la parte trasera del auto rojo y viejo en el que llegaron. El chico salió de la casa, con una palanca en manos.
Los jóvenes continuaron inspeccionando casas, y Josh estaba que sudaba frío.

Rápidamente William recogió las pocas cosas que traía consigo, y con las mismas pinzas que había usado para desclavar la tabla de la ventana; comenzó a quitar los clavos de la puerta trasera para poder huir si fuera necesario, porque, si algo tenía claro era que no podría solo contra ellos.
No llevaba ni siquiera la mitad de los clavos de la puerta trasera cuando escucho como abrían la puerta delantera con un hacha, y en menos de un minuto ya estaban ambos adolescentes adentro de la casa, apuntándole con un arma.
"Puta madre" murmuró Josh.

El chico lo miraba de arriba a bajo, detrás de la joven rubia de hermosos ojos azules.
Ambos tenían la ropa llena de mugre y ensangrentada, no tenían ninguno pareció el uno con el otro, por lo que Josh deducía que eran amigos, o lo fueron antes de toda esa basura. Y mientras el chico le apuntaba a Josh, la joven rubia hablaba con voz suave;
"¿Cual es tu nombre?" Pregunta, Josh piensa que es la voz más tranquila que había escuchado en mucho tiempo, bueno, es la única voz que había escuchado en meses.
"Te pregunté algo, ¿cuál es tu nombre?, respóndeme" volvió a hablar, Josh trago antes de responder un corto y suave "Mi nombre es Josh. Josh Dun."

La chica le sonrió, y asintió suavemente con la cabeza antes de decir: "Vendrás con nosotros, Josh."
El chico, que había permanecido callado y apuntándole, frunció el ceño antes de replicarle a la chica. "¡¿Quieres llevarlo con nosotros?, ¿estás loca, Jenna?!" Le dijo con preocupación.
La chica, Jenna, volteo a verlo con despreocupación "Cálmate, Tyler" volvió a hablar con tranquilidad.

"¿Cómo quieres que me calme si piensas llevar a un extraño con nosotros?, ¿y si trata de hacernos algo?"
Vuelve a hablar con rapidez, haciendo movimientos de manos y poniendo nervioso a Josh.
Jenna ríe, mirando a William de reojo.
"Tyler; esta solo, y no tiene pinta de ser un chico peligroso," hablo con tranquilidad la rubia antes de voltear a mirarlo "Sin mencionar qué: estará inconsciente."
Josh abre los ojos, mirando con miedo a Jenna.
"¿Qué?" Logra decir antes que todo se volviera obscuro.
Y, tal vez, el haberse encontrado con Tyler y Jenna era bueno para él. Llevaba días sin dormir, y meses sin sentirse seguro en algún lugar. Tras la muerte de su pequeña hermana, Josh se encontraba perdido, sin rumbo alguno y desolado.
Tal vez estar en compañía de ellos le vendría bien.

Esta es la primera historia con esta temática, y de este shippeo que he escrito jamás, así que intentaré hacer lo mejor que pueda.
Cualquier sugerencia, y cualquier corrección son bienvenidas.
-Marlene