Los cigarrillos se extinguen, su vida acaba en mi boca, se extiende por mi garganta, da vueltas en mis pulmones y por mi nariz escapa.
Sus besos en cambio recorren mi boca, mi lengua y llenan mi alma, escapan, sí, con un suspiro de alivio y calma.
Sus palabras dulces y su preocupada indiferencia me confunden. No puedo mentir en su presencia por que es la confusión la que predomina mi pensamiento, dando vueltas hasta salir por mis labios, verdad innecesaria y sinceridad callada.