Allí está.
Desde el segundo piso puedo oír las profundas melodías que emite, cierro los ojos y puedo sentir esa vibración que recorre el cuerpo, y suspiro al abrirlos.
Su cabello largo, su rostro pálido, su elegante delgadez y su imponente altura.
Quizá, un metro con setenta y cinco.
Sus manos son un deleite para el tacto, sus ojos color miel me atrapan en pensamientos, me deslumbran en miles de ellos.
sus cejas gruesas son algo tierno, su cuello delgado, y sus labios que me llaman en eterno silencio.
Quizá es el, quiza y de casualidad eres tu.
