8:36AM: la alarma
—hummm...
Me levanté, me bañé, me vestí y bajé a hacer mi desayuno y vi de la nada a Andrés junto a mí y no puedo evitar gritar y apuntarlo con una espátula.
— ¿Porque estás aquí?
— Tú madre me dejó entrar y tenía que traerte toda tu ropa.
—Ahh, ¿Cómo?
—La que te di. Entren.
Había un montón de empleados que llevaban unas maletas y entraron al cuarto.
— ¿Qué pasa aquí?
— Vamos a viajar.
—¿Qué...?
— A mi isla privada. Apura.
Dos sirvientas entraron con un conjunto y me dijeron que me lo pusiera y me arrastraron a mí cuarto.
— Perfecta.
—Gracias.
—Vamos.
—Pero no le he dicho a mi...
—Ya tengo todo resuelto, pero rápido que perdemos el viaje.
Técnicamente soy arrastrada por Andrés hasta que llegamos a un aeropuerto dónde nunca había visto aviones tan grandes y lujosos; seguro cuestan un fortuna.
—No creo que podamos entrar aquí.
—Pero si aquí sale nuestro avión.
—¿¡Disculpa!?
—Sí, aquí está nuestro avión.
—... Espera, ¿Dijiste nuestro?
—Sí, ¿Crees que te traje para que despidieras de mí?
—Pues...
—Apura, que se tiene que ir— rodó los ojos con una sonrisa mientras volvía a arrastrarme hasta subir al avión.
Veo boquiabierta todos los lujos que se encuentran dentro: hay sillones que se ven increíblemente suaves a la derecha y a la izquierda hay unos sillones con una mesa y luego veo como a mil azafatas trayendo diferentes cosas para nosotros; a mí me dan un control y es cuando noto el increíble televisor iPhone que hay al frente.
Nos sentamos en las sillas junto a la mesa y otra azafata nos saluda y nos pregunta que queremos comer.
—Umm... Yo quiero un frappe.
—Uh, disculpe, aquí no tenemos eso, tenemos malteada de chocolate con un tantito de café de la India...
Escucho sorprendida la cantidad de bebidas que menciona. Dios, yo quisiera tener esa retentiva...
—En ese caso yo quiero... La primera: la del café de... ¿India?— pregunta mareado Andrés por tantas bebidas mencionadas.
—Correcto señor, ya se lo traigo. ¿Y la señorita no desea nada?— pregunta cortésmente la azafata con un notable acento Brasileño.
—¿Puedo elegir lo que sea?— Pregunto a Andrés y el asiente con la cabeza—. Entonces quiero una carne de res guisada con caldo de pollo con arroz de BLEFUA[1] y una ensalada de huevo con un poco de pimienta si no es mucha molestia por favor.— sonrío amablemente y la mujer sólo sonríe y se retira mientras Andrés me ve incrédulo y sonrío inocentemente.
>>¿Qué?
Pasaron unos minutos y me duermo un rato al lado de Andrés con mi cabeza recostada de su hombro hasta que me despierta para avisarme que ya me sirvieron la comida.
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Las puertas a la Felicidad
Teen FictionLa vida de Jana en la primaria se puede decir que no fue la mejor: Bullying, soledad, pocas amistades, notas algo bajas... Etc. Y eso sin hablar de su casa. Pero al llegar a la secundaria la vida decide darle algo diferente, un giro a su día a día y...