2015

66 8 3
                                        


Desde que había comenzado la exploración de Marte habían sido innumerables las pruebas de la existencia de agua líquida en el pasado del planeta rojo. Pero muy pocas, y todas indirectas, apuntando hacia la presencia de agua en el presente y en estado líquido. 

Chad, en su afán de mantener informado a James de cada descubrimiento importante que hacía, le había contado que los cinco primeros centímetros del suelo del cráter Gale donde fue depositado el Curiosity albergaban las condiciones ambientales para que existiera agua líquida salada, pero sólo durante la noche.

Le contó que el aumento de las temperaturas diurnas evaporaban esa agua líquida después del amanecer. —No podemos ver la salmuera porque ocurre de noche y el Curiosity no funciona de noche debido a las bajas temperaturas. — Dijo el muchacho casi consternado.

—¿Entonces encontraron lo que querían? ¿Agua? — El General no entendía por qué no era una buena noticia.

—No, si bien el encontrar sales asociadas con el agua las temperaturas siguen siendo demasiado frías para las formas de vida en la tierra. — Respondió Chad alzando los hombros decepcionado. —Pero hemos encontrado algunas bacterias y eso es bueno. — Añadió al final con una sonrisa.

El General no sabía si era resultado de la poca presencia femenina en la base, si los calores del desierto le habían frito el cerebro o sí después de años de servicio por fin se estaba volviendo loco.
Pero encontraba al chico cada vez más encantador, seguía siendo tan delgado como cuando lo conoció, y tal vez más pálido pues casi no salía de la base, pero había algo diferente en él, durante los años que llevaba ahí él lo vio convertirse en un buen líder, uno que no temía decir lo que pensaba ni tomar decisiones arriesgadas.

A James no le gustó encontrar unas tenues pecas salpicadas sobre la nariz y las mejillas de Chad, tampoco notar que sus ojos eran de un azul realmente bonito, o que su labio inferior quedaba enrojecido porque se lo mordía cuando le contaba una cosa interesante sobre el vehículo. Le gustó aún menos saber que ansiaba la hora del descanso donde se encontraban en el comedor y charlaban. ¡Maldición! Ni siquiera sabía cuándo se le había hecho una rutina encontrarse con él ahí.

Rehuía de sus pensamientos sobre labios rojos y pecas, sobre ojos azules y de largas pestañas, no era la clase de pensamientos útiles que le ayudaban a hacer su trabajo, le dejaban una sensación fría en el estómago y más incómodo y fastidiado que de costumbre.

El Curiosty no fue el único que hizo descubrimientos importantes aquel año.

Curious chronology Donde viven las historias. Descúbrelo ahora