Bill

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Los años pasaron y el pequeño principe William crecia, su madre no dejaba que nadie se le acercara, ni siquiera sus hermanas, a ellas las habia dejado en un segundo plano y su prioridad era su pequeño hijo. A Heidi y a Ria no les hacia ninguna gracia aquello.
Mientras que William disfrutaba toda la atencion que deseaba, su hermosa risa era musica para aquellos que tenian el privilegio de escucharla, podia tener lo que quisiera y cuando quisiera, y su madre se encargaba de cumplirle cualquier capricho por más minimo que sea.
Y mientras William crecia su belleza y fama con él.
En su cumpleaño número 6 sus padres recibieron varias cartas de reinos vecinos con felicitaciones,a lo que sus padres se mostraron muy sorprendidos ya que nunca habian tenido mucho contacto con ellos.
A cumplir los 10 William recibio montones de regalos muy costosos como hermosos brazaletes tallados en el oro mismo, los mejores perfumes con los oleres mas exoticos y embriagadores que podrian existir, un par de pavos reales albinos y muchas cosas más.
Pero a los 14 todo cambio, ya que las cartas ya no eran de felicitaciones sino de propuestas de matrimonio, y los regalos ya no venian solos, sino que acompañados con principes.
Los cuales insistian en poder tener aunque sea solo un minuto con el adolecente principe a lo que su madre se negaba rotundamente con la escusa que su hijo estaba delicado en salud, y solo cedia cuando se trataba de los reyes más ricos.
Pero nadie se preguntaba si William estaba de acuerdo, simplemente su madre aceptaba.
A él nunca le habia interesado nada de eso solo deseaba ser como sus hermanas, le dolia no poder tener la libertad de hacer lo que él quisieran, de no tener en cuenta su opinion, de no preguntarle al menos una vez lo que él realmente queria. Pero lo que más le dolia era que todos veian su belleza y nada mas.

Belleza (Toll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora