La lluvia cae con fuerza sobre Station Square, empapando a cualquiera que se le ocurra salir a caminar sin un paraguas. Claramente, a Shadow the Hedgehog le importa muy poco mojarse, así que continúa atravesando las calles a paso apurado.
Llega a las afueras de la ciudad. Las gruesas gotas de agua se convierten en una fina capa de llovizna. Se detiene en un puesto de flores y compra un ramo de rosas. Luego, sigue su camino, sin mirar atrás siquiera una vez.
No tarda mucho en arribar a su destino. Divisa una choza en estado deplorable en el horizonte, entonces decide acelerar sus pasos. Consiste en un garaje pequeño hecho de ladrillo, que anteriormente solía estar rodeado por estructuras similares. Pero hoy en día, lo único que queda es eso; el Cuartel de la Resistencia.
Una vez que llega a la puerta de madera decide derribarla de una patada, para luego ingresar al cuartel. Todo está completamente a oscuras, y hay una cantidad de polvillo impresionante. Ya no hay electricidad en el lugar, entonces Shadow opta por sacar una linterna para iluminar su camino. Recorre la vista por el cuartel, y distingue varios planos desparramados sobre una mesa junto a varias cajas vacías de pizza. Sin embargo, no se detiene ni un instante a observar con detalle lo que queda del lugar, sino que lo atraviesa con el ceño fruncido hasta llegar al patio trasero.
El panorama no resulta muy alentador: la llovizna continúa cayendo, no queda mucho césped con vida y los pilares de piedra que decoran el jardín son como una bofetada para el erizo azabache. Estos pilares representan, de forma simbólica, lápidas. Y hay una para cada miembro del Sonic Team. Rouge, Knuckles, Tails, Amy, Sonic...
Todos se han ido.
Shadow observa las lápidas de sus amigos durante unos momentos. Su expresión es difícil de descifrar. Sólo permanece en silencio, recordando los buenos momentos junto a sus colegas. A veces resultaban ser insufribles, insoportables e incompetentes; pero después de todo, ellos eran su familia. Su única familia.
—Yo, Shadow the Hedgehog, la forma de vida definitiva, después de todo, soy inmortal —dice, dejando una rosa al pie de cada lápida, exceptuando la de Sonic.
Observa el pilar de piedra del incordio azul un rato más, tratando de acomodar sus pensamientos. Felices cincuenta años de muerte, faker.
—Realmente odio esto.
Y acto seguido, dispara hacia la lápida de Sonic sin siquiera mirar.
N/A:
Este fue muy corto. Y hace mucho tiempo que no actualizo esto. Asi que lo siento por ambas cosas.
Este one-shot está muy inspirado en la siguiente imagen, que les juro que cada vez que la veo me parte el corazón. Espero que les haya gustado.
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