Después del Caos

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Epilogo


...

—Dilo...

—No...

—¡Dilo!

—¡No!

—Si no se lo dices tú, se lo diré yo.

—¡No te atreverías, Terroncito! —exclamó el Kwami oscuro.

—¡Pruébame, apestosin! —la pequeña roja de motas negras.

—Bueno, ¡basta ustedes dos! —protestó el anciano junto a ellos, que los miraba bastante molesto—. No me interesa quien de los dos hable, mientras hable. Necesito una explicación.

—Pero si no sucede nada, maestro —comentó Plagg haciéndose el desentendido.

—¿Seguro? —el último guardián, elevó su ceja derecha y acarició su larga barba— Entonces, ¿por qué Marinette ha estado pidiendo ayuda de Trixx y de Wayzz, incluso de Pollen, tan seguido?

—¿Mientras más mejor? —respondió Plagg, sacando un pedazo de camembert del estuche que había llevado hasta la pequeña residencia del maestro Fu.

—¡Plagg! —protestaron a la vez, Tikki y el maestro.

—Se lo diré —Tikki miró a su compañero, molesta y luego observó al hombre anciano frente a ella—. ¡Es que Plagg...!

—¡Tikki, no!

—¡Plagg volvió a hacer su prueba! —Plagg la miró, realmente enfadado con su contraparte.

—¿Qué hiciste qué? —Fu estaba ahora más enojado con el Kwami.

—¡Al menos puedo decir que yo no le solté el nombre de mi elegido a tu chica, como tú hiciste con el mío!

—¿Tikki? —exclamó el guardián, confundido y decepcionado por el actuar de ambos Kwamis, se supone que son los más poderosos, los Kwamis de la creación y de la destrucción, y que ambos eran conscientes del pro y contra de su trabajo, no eran nuevos en esto.

—¡Tu elegido me engañó! —se defendió Tikki, cruzándose de brazo.

—Mi pequeño chico es tan listo como yo —dijo feliz, tomando otro trozo de queso, queso que ahora disponía a cada rato y en cualquier momento.

—Tramposo como tú, dirás —protestó.

—¡A ver! —el maestro Fu levantó la voz, para que ambos dejaran de pelear— ¿Marinette y Adrien saben quiénes son? —los Kwamis se miraron enojados, pero afirmaron al guardián.

—Mi elegida está enamorada de la versión civil del elegido de Plagg —informó, aunque esa información ya era sabida por el maestro—, es por eso que se siente insegura solo con Chat Noir y viene a solicitar más ayuda. Teme que algo le pase. ¡Se pone paranoica cuando está en su forma Ladybug!

—Pero mi chico está más centrado —lo defendió, Plagg—, ya no tontea como antes y ni siquiera le coquetea mientras combaten Akumas.

—Porque ahora le coquetea todo el día —comentó la pequeña.

—Él es realmente así —Plagg volvió a tragarse otro trozo de queso—, además estoy feliz de verlo tan animado. Es como siempre quiso ser ahora.

—Déjenme ver si entiendo —el maestro Fu, se sentó y aspiró profundamente tratando de concentrarse—. Intercambiaron de elegidos.

—¡Fue idea de Tikki! —acusó rápidamente el de la destrucción, señalando a su compañera que se veía aún enojada.

La Catastrófica Aventura de PlaggDonde viven las historias. Descúbrelo ahora