¿Quién eres SpaceCadet?

Carta 1

Un sentimiento conflictivo me invadía mientras cruzaba a gran velocidad por la gran puerta del instituto, moviendome por los pasillos con rapidez.
Mi pecho ardía, mis piernas se sentían algo pesadas, y a pesar de que no podía verme en un espejo, sabía que mi cara había tomado color. Toda rutina que haya hecho con anterioridad a la basura, al parecer mis poros ya se habían vuelto a abrir, y todo porque tuve que correr al insti, ¡mierda!
Mis zapatillas chillaban al doblar, mis pasos eran lo único que llenaban en silencio sepulcral de un pasillo desértico.

Una vez veo la puerta, bajo el ritmo, caminando con cuidado.
El profesor sigue metido en su lección, escribiendo algo en el Pizarrón, concentrado y tranquilo.
Respiro una última vez, me guardo un suspiro, y abro la puerta.
Doy un par de pasos, con cuidado.
Voy lento… paso por la fila de al lado de la puerta
Solo un poco más… hasta llegar a mi pupitre
Con muchísisisimo cuidado…

– McClain, tarde – me doy vuelta, el profesor Ulaz tiene su mirada clavadita sobre mi - Otra vez.
– Bueno, sí es que… – los hombros me matan así que suelto la mochila en el piso al lado de mi silla, ignorando como quedó semi-abierta en el piso. – no sabía el tráfico, puff muchísimo tráfico! Y no me creería si le contase...!
– Sobre eso tiene razón. – interrumpió, tomando la momentáneamente olvidada tiza – No le creo. – concluye, acomodándose los lentes - Siéntese de una vez por favor
– Sí, claro... sí. – digo sin una pizca de gracia

Doy un suspiro mientras me siento en la dura silla de madera. Siempre me pregunté en donde iba el presupuesto del colegio, y cada vez que usaba una de estas y una astilla se quedaba clavada en mis jeans confirmaba donde NO iba el presupuesto. Aún así, después de tanto correr, sentarme me trae de vuelta a sentir el aire mañanero, y de repente quiero un café.

El profesor Ulaz me mira una última vez y se da vuelta, siguiendo así con el tema de hoy. Siento que no estaría tan jodidamente alterado por una acción tan sencilla como un contacto ojo-a-ojo si no fuese porque el profesor Ulaz definitivamente tenía la mirada más intimidatoria que uno podría imaginar, acompañado de todo lo que a uno se le viene a la mente cuando piensa en la palabra “Intimidante”. Es tanto así, que estoy 100% seguro que si el profesor se pusiese un traje, sería igualito al de Hitman, calva y todo.

– Wow Lance, muchas gracias por saludar a tus amigos, eres un verdadero encanto
– Ja-Ja pidge, que graciosa – respondo vagamente.– Déjame, es muy temprano para pensar.
– Lo dice como si pensara el resto del día - Keith aparece a mi lado, soltando una risa que intenta esconder. Veo en sus ojos que el bastardo se siente orgulloso de esa línea
– Ya, ¿Tanto les molesta dejarme una mañana para pudrirme en mi miseria?
– Páginas 84 y 85 por si te lo preguntas – añade la castaña, sin responder a mí pregunta

Pidge siempre fue una curiosa chica. Y es que para demostrar mi punto solo me basta decir que le gustaba la crema de maní, pero no el maní (cosa que aprendí de la mala manera) cosa que todavía no entiendo. Además, la chica es tan inteligente y dedicada a sus estudios que no solo se salteo dos años, sino que sospecho que su peor pesadilla es sacarse menos de 100 en un examen.

–Y recuerden que esto entrará en el examen. –dice el profe Ulaz para continuar con la lección
–¡Ah mierda el libro! - susurro una maldición mientras tomo la mochila bruscamente. Entonces, mientras saco la cartuchera y el libro, veo de reojo que un papel se cae a mi lado

El papel resulta ser un bonito sobre, doblado de forma prolija y sencilla. ¿De dónde salió? Aunque era obvio que de mi mochila aún así mi pregunta prevalecía válida pues... ese sobre definitivamente no era mío.. Doy vuelta el sobre, nada, el sobre está blanco, inmaculado. Lo abro y sacó el papel doblado de dentro, entonces sin molestarme mucho, veo las últimas palabras de pura costumbre, para saber brevemente de qué se trata sin entrometer mucho.