Crónicas de Happier

El inicio de la era tenebrosa

Allí estaba Merlín, Allí estaba Tomás. Sin duda un gran mago que creció sin saber quién era, fundó la aldea de Bristol y creo la congregación de los Pendragón. Después de tantos sucesos ocurridos su destino final había llegado, al pasar una eternidad encarcelado en ese tenebroso mundo volvería a olvidar quien era y a perder todo sentimiento de identidad o conexión con la grandeza a la cual estaba destinado por la profecía del Palumbo.

Tomás estaba noqueado, encerrado en una gran torre de ladrillos violetas oscuros, posicionada sobre un acantilado bajo el cual habían incontables rocas puntiagudas como colmillos de basilisco. La torre en su entrada tenía una puerta de rubí rojo con un curioso agujero en forma de anillo, al lado su cerradura bordada en diamantes. En su interior las escaleras helicoidales se veían desde abajo como un largo camino interminable, pero a medida que se subía se visualizaba el calabozo que había debajo de su terraza.

Con barrotes oxidados en su puerta la cual estaba sellada por un encantamiento desconocido, el calabozo tenía una cama dura, un mobiliario casi devorado por termitas, alcantarillas de las cuales solían salir unas perturbadoras ratas moradas y goteras de agua por todos lados.

El inframundo desde luego no era un lugar codiciado por todos los mortales, lleno de acantilados con rocas, mares de lava, suelo rojizo, cuarteles tenebrosos, gritos, llantos de lamento y sobre todo relámpagos rojizos como el rubí de la puerta de la torre. Tan desconocido y profundo que no se distingue entre el día y la noche, entre salado y dulce, entre frío y caliente, entre blanco y negro. Pero ni siquiera con esta tenebrosa descripción entre el bien y el mal.

Cae un estruendoso relámpago rojizo sobre una roca gigante que se veía lejana de la torre, pero no fue suficiente para despertar a Tomás. Cae otro en el fondo del acantilado pero tampoco logra despertar a Tomás, cae un último relámpago en la cima de la torre pero este pulveriza la escotilla de la terraza baja por el ducto y actúa con todas sus fuerzas sobre los barrotes encantados, no funciona para despertar a Tomás de inmediato pero sí para hacer temblar la torre, lo que ocasiona que Tomás despierte moderadamente parpadeando su ojo derecho, dejando ver su ojo azul a diferencia del siniestro. De pronto el temblor dentro de la estructura de la torre ocasiona que el mobiliario caiga sobre Tomás que se encontraba ligeramente consciente y que por esta acción vuelva a soñar por un rato más.

Pero cae un cuarto rayo que mueve la cilíndrica torre en ciento ochenta grados lo que hace que ahora sí Tomás despierte, el mago intenta aplicar gran fuerza sobre el mobiliario para apartarlo de su abdomen pero cuando estira sus brazos se haya con que había perdido fuerza en los brazos y que su piel se había convertido más vieja, ve hacia su abdomen y ve una larga barba blanca que se desprendía de su mandíbula y ve un pequeño colgante dorado que poseía con la inscripción grabada sobre el metal que decía "Tu eres Merlín, utiliza al ser más feliz". Tomás asustado por el cambio físico que aparentaba semejanza con la forma física del auténtico Merlín y sin entender muy bien la segunda parte de la inscripción del colgante dorado, decide comprobarlo, pero no tenía fuerza para quitar el mobiliario de su abdomen, desesperado voltea a su lado derecho y se encuentra con un bastón de roble sobre una pequeña mesa hecha de cuarzo que estaba justo al nivel del molesto mobiliario.

Usando el bastón en forma de palanca logra retirar el mobiliario de su abdomen, pero al volver a posicionarlo apoyado de la pared se encuentra con que detrás del mobiliario existía un espejo en el cual Tomás se ve reflejado como el auténtico Merlín. Tomás había cambiado de apariencia pero todavía recordaba su nombre, su pasado y lo que había ocurrido antes de despertar por acción del relámpago.

Tenía que decirle a alguien que estaba a punto de ocurrir, apresuradamente busca en el mobiliario y se encuentra con una pluma con tinta y hojas de papel de elefante. Se sienta sobre el mobiliario que seguía puesto de forma horizontal, de repente cae el quinto rayo y voltea a su derecha donde ve un peculiar y tierno búho negro que tenía sus patas una esfera mágica en la ventanilla de la torre, la esfera mostraba unas letras desorganizadas y borrosas, pero cae el sexto relámpago de la tormenta y al chillar el búho las letras se organizan y se vuelven completamente legibles dando como frase aparece "Usa al ser más feliz" Tomás no entendía bien el mensaje hasta que llegó a la conclusión de que tenía que darle un nombre a aquel tierno búho, pensó en llamarle Harpier como el búho que según leyendas celtas tuvo Merlín, Tomás se acercó a la criatura y le dijo:

-Te gustaría ser Harpier?

El búho chillo y cayó el séptimo rayo que como el tercero hizo temblar toda la torre lo que ocasionó que la esfera mágica cayera al áspero suelo de la prisión, desprendiendo un gas morado con naranja que al mirar al suelo proyectaba la sombra de las letras que ahora decían "Llama al ser más feliz" Tomás asustado entendió que tal vez debía llamar al búho "más feliz" pero ese nombre tal y como sonaba no le gustaba, pero decidió traducir este nombre a la lengua que probablemente hablaba el Rey Arturo hace unos años, de quién Merlín era su más estrecho colaborador, el Inglés. Al traducir este nombre daba como resultado Happier, como símbolo de inspiración, esperanza y optimismo frente a la era del mal que había comenzado...

Tomás ahora sí retoma la redacción de su carta dirigida a quienes lo habían seguido, en su hogar, en Bristol. Era hora de informarles de lo que venía para los nuevos tiempos...

Carta del mago Merlín a los Pendragón

...Han pasado mil años desde que yo, Merlín, mago todopoderoso de los Pendragon, defensor de la espada Excalibur, fui encerrado por los siglos de los siglos en el interior de una torre en el inframundo por la malvada hechicera Viviana, a quién algunos llaman Nimue. Mil años desde que la Magología se practicó en su forma más auténtica, pues la verdadera ciencia secreta se ha perdido desde entonces. Ahora, la mayoría de los que se hacen llamar magos no son más que un hatajo de farsantes, marionetas de la magia negra practicada por Viviana, pido por favor que este mensaje llegue a través de Happier y mis aprendices y los míos puedan descubrir lo que realmente sucede. En la tierra llámenme como Tomás y en este infierno llámenme como el auténtico mago Merlín...

Merl{in

Año 1577

Tomás enrolla y sella la carta la cual es entregada a Happier, la criatura con sus patas la agarra firmemente y vuela con esplendor hacia una especie de esfera luminosa que estaba sobre todo el inframundo. Tomás confiando ahora en su ave recién bautizada mira por los barrotes de la ventanilla hacia el exterior y con nostalgia, sufrimiento e incertidumbre recuerda todo lo que había sucedido...