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-Corrían por doquier en cualquier dirección, ¿de donde venían?¿qué eran? ¿acaso tenían algún objetivo específico? Todo era misterioso para la gente de Wrinamo, aquella tarde de agosto.
Cientos, miles de ranas se habían dado cita en las afueras de la pequeña ciudad, era lógico que al ser épocas de lluvia, el estancamiento de agua creara un buen ambiente de crecimiento para tales anfibios, sin embargo ¡¿Por qué tan gran invasión?!.
-Pero mamá, ¿ que había de malo en que hubieran muchas ranas?- La pequeña Violeta interrumpía la narración de su madre.
-Shh, estoy contando la historia-María de forma tierna abrazaba a su hija mientras continuaba con la fascinante narración:
Al principio, se mantenían aislados, pero pasados los días, 5 para ser específicos, se encontraban en cada rincón: desde al abrir la lavadora, hasta en el zapato del señor, o en la alacena del rincón. Bajo la cama y encima de buró de gran tamaño. Era alarmante, mas no aterrador, o al menos hasta que empezaron los accidentes. ¿Te imaginas? Ranas a mitad de la calle provocando que transportes chocaran, ranas en las tiendas infectando alimentos, ranas en las escuelas con niños huyendo. Y lo que derramó la situación. Un gran incendio bajo la lluvia torrencial, era demasiado asombroso, como el fuego se extendía sin parar a pesar de su enemigo mortal. El pueblo con temor, huyo al único refugio con el que contaban. Casas destruidas y charcos aumentaban. Las ranas siniestramente, danzaban bajo la lluvia sin huir del fuego que habían provocado.
Pero entonces... algo "mágico" pasó: el suelo se sacudía, temblaba, anunciando que algo se acercaba, mas no imaginaban que el estruendo anunciaba de su solución, la llegada. Una niña, con pecas por doquier, una gran sonrisa y un bastón en la mano. El clima cambió, las ranas dejaron de alborotarse, los vecinos viendo tal escena se impactaron: ranas escandalosas silenciadas con la presencia de una tierna niña ¡Vaya espectáculo!. Se empezaban a reunir alrededor de ella, buscando atacarla, claro, que varios fueron en su ayuda, pero inesperadamente (de nuevo), la pequeña impactó su bastón contra el suelo y al sonar de 3 golpes, el suelo empezó a agitarse, esta vez en serio algo grande se acercaba.
¡Eran pavos! Y si, al ser parte de su dieta comenzaron a comerse a todos los alborotadores, aún algunos huyeron, pero fue suficiente para alejarlos del pueblo. Dice la historia que una vez todo estuvo limpio le preguntaron a la niña:
-Que grandioso poder, gracias por ayudarnos ¿Cómo podemos pagártelo, dinero, comida o quizás un terreno?
-No necesito algo material, sin embargo, deberán alimentarlos a ellos y nunca atacarlos - se refería a los pavos claro está. - Ellos les serán leales si ustedes los respetan y si no lo hacen, sufrirán una gran catástrofe y todos morirán.
Dicho eso, la niña desapareció entre el humo. Y es por eso que adoramos a los pavos y hacemos fiestas en su nombre.
[...]
-Mami, mami, a mi me gusta mucho jugar con los pavos de la vecina ¿Por qué no tenemos uno?- La pequeña violeta giraba emocionada al rededor de la habitación.
-Porque comen mucho, y aquí no necesitamos a dos glotonas -
Ambas reían y jugaban, era una noche tranquila, una mas de historias y cuentos infantiles. Sin embargo, nadie contaba con que aquella era la noche a partir de donde las cosas comenzaron a tornarse raras para la pequeña Violeta.
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Violeta en Wrinamo
Fantasy-¡Un duende, te lo juro!, con enormes y peludas orejas, una nariz redonda si la ves de frente y largucho afilado si lo ves de lado. -Pero que tonterias dices María, ayer era un vampimonstruo, la semana pasada un hada musculosa, y hoy ¡sorpresa! Es u...