Al anochecer fui a visitarte a tu castillo, corría, ansiosa por verte, como temiendo que desaparecieras. Estando tan cerca, tus guardias me detienen. Insistí y dije «Ella es mi princesa». Se rieron como si fuera el chiste más tonto que hayan escuchado en la labor de protegerte. Con un tono que denotaba que nunca podría entrar, dijeron «Alguien como tú nunca podría estar con la princesa». ¿Acaso no eran testigos de nuestro amor secreto? ¡Perdónalos, señor!
Tus guardias siempre te protegían de todos esos monstruos que atacan de noche. Yo estaba sola, indefensa, cada noche recibía golpes. ¡Y yo aún así trataba de protegerte a ti, a mi princesa!
Mientras los guardias me echaban, llegaste. Como siempre, brillabas, caí en el mundo infinito de tu ser y me olvidé de todos, solo existías tú. Llena de alegría, ansiaba abrazarte, pero tú no me reconocías, me veías como a una súbdita más. Dijiste que era tarde y debía cuidarme, dejaste que me echaran de tu castillo. ¿Por qué, amor mío? ¿Acaso olvidaste nuestro amor? ¡Perdónala, señor!
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Bipolar
PoesiaLa vida tiene dos lados...uno bueno y uno malo, estos se completan y forman el equilibrio, y si lo aprovechamos, nuestra vida no será una simple rutina.