Capitulo 5

0 0 0
                                    

Tenía 12 años, mi vida cambio pues comencé a ir a la secundaria y cuando Daniel nos visitaba ya no nos llamaba la atención jugar lo de siempre. Todos nos ibamos a la casa de Luna, nos encerrabamos en su cuarto y nos contabamos los secretos más raros, ya estabamos más grandes, Luna tenía mi misma edad, Esteban y Carlos 14, terminando con Daniel de 15 años que ya iba a la Preparatoria y era otro nivel. Teniendo esa edad comenzabamos a pensar y querer otras cosas así que en una ocasión jugamos a la botella.

Nunca me imagine como ese inocente juego terminaría con una amistad había creido verdadera. Esa noche todos nos habiamos besado con todos, inclusive yo con Luna, pero la segunda vez que le toco a Daniel besar a Luna, el ya no quisó. Ella nos echo de su casa diciendo era tarde.

A partir de ese momento comenzó a ignorarme sin darme motivo. Inclusive en una ocasión me metió en un grave problema; vivía en un lugar tan pobre que estaba rodeado de borrachos, drogadictos, violadores, la gente mataba dejando los cuerpos tirados como simple basura y ya a nadie le daba miedo. De esta manera te podías llegar a convertir en alguno o más de ellos. Comencé a vender droga con mis compañeros de clase para poder tener mi propio dinero, pero Luna lo descubrió, entro a mi cuarto tomando el dinero y mercancía que debía entregar dandoselo a mi madre, ella gasto el dinero y tiro la marihuana. No podía explicar el miedo que llegue a sentir cuando reclamaron aquellas cosas, no pensé otra manera de conseguir dinero así que estuve a punto de perder mi vida.

Lo más dificil fue cuando me perdonaron la deuda con la condición de navajear a una muchacha que les debía aún más que yo. Esa noche dos señores me acompañaron, la golpearon y ahí me proporcionaron una navaja para hacer lo mio, con la mano temblorosa le corte en las piernas, la cara le quedo destrozada y sin ni siquiera pararme a pensar deje la navaja a un lado. Días después encontraron a la muchacha muerta, se había desangrado encontrando el arma homicida a un lado con mis huellas en ella. No tardaron mucho en buscarme y encontrarme, con ayuda de mi madre pude mentir y decir que yo pasaba por ese lugar cuando inconcientemente tome la navaja y tirandola corri espantada. Lo cierto es que esa mentira me costo la vida, pues quedé atada a la que un día me la dio y siempre me reclamo.

Black InnocenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora