Capitulo 6

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La verdad es que el tiempo paso demasiado rapido. Ya tenía 14 años y mi vida no había cambiado mucho, estaba enamorada de Daniel, solía visitarme cada fin de semana cuando su padre tenía asuntos con mi mamá. Esteban, Carlos, Daniel y yo seguíamos juntandonos a contarnos nuestras cosas, Luna nunca quedo excluida pero prefería no estar presente mientras estuviera yo. Daniel no aguanto esa situación y nos junto para platicar, gracias a él volvimos a ser las mejores amigas, saliamos juntas para todo conociendonos de tal manera que sin decir palabra ya sabía yo lo que le pasaba y viceversa.

Faltando 3 meses para cumplir mis 15 años, Daniel tomó el paso que yo siempre había esperado, me pidió ser su novia.
La madre de Luna se casó con un rico amigo de Oscar, por lo que ella y Daniel convivían demasiado en cenas familiares y de negocios.
Teniendo 7 meses de noviazgo, me llevó a una cena demasiado romántica.
-De verdad mi amor que te amo demasiado. Eres el amor de mi vida Esmeralda- dijo Daniel entregando una rosa que había cortado del jardín de aquel lugar donde cenabamos.
-Gracias Dany, de verdad que siempre tuve el deseo de que te fijaras en mi como algo más que una amiga. No sé que hice para merecerte, hay cosas que no sabes de mi de las cuales te juro me arrepiento- dije con lágrimas en los ojos pues no me dejaba en paz el recuerdo de que por mi culpa había muerto una muchacha, o más correcto decir que yo la había matado. Y aunque estaba demasiado arrepentida de eso, no había dejado las drogas, seguía vendiendolas y en algunas ocasiones de estrés y desesperación las consumía. Era más discreta con ese asunto y me dolía no poder contarle nada a Daniel.
-No hablemos de cosas tristes, ven prepare algo más para ti.- me limpió las lágrimas y llevandome de la mano me dirigió a una cabaña que se encontraba a unos pasos.

Adentro solo había una cama, un baño y un pequeño closet. La cama estaba en perfecto estado adornada de pétalos rojos y blancos.
Me abrazó por la espalda, dejando suaves besos desde mis mejillas hasta mis hombros. Siguiendo ese ritmo, comenzó a deslizar mi vestido hasta que éste quedó en el suelo, logré darme la vuelta y verlo a los ojos, aquellos profundos ojos negros que aunque muy peculiares para mí eran únicos y especiales. Sin parar a pensar desabroche su camisa negra, quitandosela en un par de segundos. Sin darme cuenta ya en un instante ambos nos encontrabamos desnudos, aquellos ojos negros conectaron con los color miel de los míos y sin decir palabra me hizo suya. Era mi primera vez que sin duda me alegraba hubiera sido con él. Esa noche no llegue a casa, fue el mejor día sin saber lo que me esperaba al siguiente.

Black InnocenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora