ஜ 1

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Zabdiel :

Suspiro con frustración, ante las palabras de mi madre y colocó una mano sobre mi boca mientras la observó con cansancio.

-Dayanna es una buena chica -dice con un toque de emoción en su voz -Seria bueno y beneficioso que la invitaras a salir.

Reviro los ojos.

No negaré que Dayanna es linda porque en realidad lo es. Tiene un lindo color de ojos, iguales al azul del cielo despejado y un color de piel, igual al de la canela; pero yo la veo como una amiga, y no es mi tipo.

Además, no quiero a nadie porque alguien ya logró entrar en mi corazón y en mi mente, aunque ella, ni siquiera ha volteado a verme gracias a Dayanna.

-Sería lindo que la lleves a tomar un café o le invites a una cena, ¿no lo crees?.

-Mamá, -respondo fastidiado, porque cada vez que me llama para hablar, es sobre el mismo tema -no estoy con ánimos de salir con nadie -digo entre dientes mientras poso mi mirada en un punto fijo de la pared de la cocina.

-Pero Ana está por venir -la miro -No puedes ir y encerrarte en tu habita... -la interrumpo tratando de no enojarme más, de lo que ya estoy comenzando ha hacerlo.

-Yo no le dije que viniera -ella frunce su ceño ante mis serias palabras -Lo siento mamá, pero no voy a salir con alguien, que NO me importa.

-Zabdiel, vas a ir con ella -ordena con voz firme -No puedes hacernos quedar mal a tu padre y a mí, por tus berrinches. Dayanna está por llegar, asi que ve y arreglate.

-Pero...

-No seguiré discutiendo. Además, Dayanna es mejor que aquella chica cualquiera de la plaza esa, a la que vas.

No respondo y apretando mis puños, me pongo de pie, tirando la silla por la fuerza con la que me he levantando. Mi madre pega un respingo por ello, pero sus gritos ya no me importan cuando me encuentro subiendo las escaleras, maldiciendo por lo bajo.

Me enoja demasiado que mis padres controlen por completo mi boba vida, decidiendo con quien debo o no salir, para luego comprometerme. Su idea de ser abuelos y verme "felizmente" casado; está completamente descabellada.

No quiero a Dayanna, y eso no lo entienden.

Luego de haberme dado una ducha y haberme puesto ropa agradable; bajo las escaleras, encontrándome con mi madre, en compañía de Dayanna.

-Hola Zab -dice con una sonrisa y yo imito su acción, pero frenéticamente dejo de hacerlo -Me alegra que hayas querido invitarme.

-No lo quise.

-¡Zabdiel! -dice mi madre entre dientes -Espero que les vaya bien. Disfruten su tarde.

-Gracias señora.

Reviro los ojos y salgo de casa, para subirme a mi auto. Cuando Dayanna sube, pongo el auto en marcha y salgo de casa cuando el portón se abre. Respiro profundamente, y trato de calmarme mientras condusco, al único lugar en el que disfruto de un buen show, de la chica que me gusta.

-¿Iremos de compras o por un café en Dixie Dog's? -cuestiona mi acompañante al ver las calles.

-No. Quiero relajarme, asi que iremos a la plaza. Caminaremos un rato y listo.

-Ou, que...lindo lugar para pasar el rato -responde con algo de desagrado y yo niego con mi cabeza. -El mismo de siempre.

Aparco el auto frente a la plaza y bajamos de este. Dayanna enrosca su brazo con él mío, y con sierta incomodidad (obviamente notoria), cruzó la calle hasta la plaza.

No voy a fingir sentimientos que no siento.

-Mm bueno, cuéntame, ¿que has hecho hoy, Zab? -pregunta.

-Negarme a hacer algo -respondo mirándola -Pero tuve que aceptar haya querido o no.

-Yo tampoco quise venir en primer lugar -dice enojada apartando su vista de la mía -Siempre venimos aquí para ver aquella placera cantar, ¿acaso no conoces la existencia de otro lugar en el que canten?, ¿Algo, más... higiénico?.

-No te pedí que vinieras -digo frío -Ahora agradecería que guardes silencio. Me gusta escuchar como canta, no me gusta estrezarme contigo.

Ella resopla y yo, observó con detenimiento ha aquella chica pelinegra. Es lo único bueno en mi controlada vida, asi que agradezco que el viento haya arrastrado mis hojas de un informe hasta el estuche de su guitarra, aquel día.

Aquella chica, de la que desconozco su nombre, en serio me gusta, así como me gusta hablar con ella luego de cada presentación.



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