Acendrado

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Acendrado: Puro. Sin mancha ni defecto.

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El cielo nublado dentro de los iris del murciélago miraban atentamente a su compañero, ocultos por la máscara.

El intercambio que mantenían la princesa amazona, el linterna y el kryptoniano parecía interesante.

Conocía cada facción del rostro del último.

Una breve sonrisa amenazó por salir al escuchar la carcajada limpia del protector de metrópolis, afortunadamente logró contenerla.

Era tan perfecto. Tan diferente a él.

Al notar sus propios pensamientos desvió la mirada hacia cualquier parte de la habitación. Suspiró reprochándose el haber caído rendido a sus pies, el haber bajado la guardia.
Había logrado meterse bajo su piel y ser una constante en sus pensamientos, consciente o inconscientemente.

Un nudo se formó en su garganta mientras trataba de mantener la entereza.

Lo amaba tanto que dolía.

Y, aunque él mismo no lo quiera y jamás se lo dijera a Clark, teme. Teme lastimarlo, teme romperlo, teme corromperlo.
Teme que termine siendo como él, un hombre roto.

No merece aquel amor tan sincero y leal que Clark le profesa.
No es la mejor opción para el kryptoniano, y está más que consciente de ello.

No puede amarlo de la misma forma en que las antiguas parejas del hijo de los Kent lo habían amado.

No puede hacerlo feliz.

No como sabe que Lois puede lograrlo.

Luego de meditarlo una milésima de segundo la noche anterior, supo que estaría dispuesto a que su propio corazón –si es que acaso posee uno– se rompiera en mil pedazos sólo para que él sea feliz.

A veces, siente la necesidad de alejarse y no permitir que sus sentimientos salgan a flote, reprimirlos tratando se volver a ser el Batman de antes. Para protegerse y para protegerlo.
Sus sentimientos lo vuelven vulnerable, sólo lo desconcentran, lo hacen cometer errores.

Pero…¿Realmente quería que todo fuera como antes?

Ya no habrían dulces palabras, ni le dirigiría aquella embelesada mirada. No habrían buenos días con sonrisas somnolientas. Ni magníficos atardeceres en los que fingiría demencia mientras buscaba la mano contraria para entrelazar sus dedos.

Definitivamente no es bueno para el héroe de metrópolis; y como no es un buen hombre, se permite ser egoísta una vez más y quedarse a su lado otro poco.

No puede evitar desear ser el único dueño de su corazón.

—¿Te encuentras bien, Batman? –susurró el velocista como si eso pudiera lograr que Kal-El no los escuchara.

Cuando se giró para mirar al de traje escarlata, sintió una pesada mirada en su nuca.

—Estoy bien, volveré a Gotham.

Un doloroso "te amo" que nunca fue dicho retumbó en su pecho mientras el hombre de acero lo seguía con la mirada, ignorante de los pensamientos del hombre que ama.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2018 ⏰

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