¿Por qué la vida me proveyó de belleza? ¿Acaso no había otra cosa que darme? Dinero, salud, buenos amigos, ¿De verdad había que darme belleza?... Bueno no me quejo, la verdadera pregunta es... ¿Por qué las mujeres no dejan de seguirme?
Los pensamientos de Levi fluían rápidamente, sentado con una pierna cruzada, miraba al techo con aparente calma. Se encontraba en la residencia de los Smith, Erwin Smith quien estaba a solo unos pasos de él y su esposa Hange Smith, quien estaba apoyada cómodamente en su pecho, los tres en apariencias informales, ambos caballeros en mangas de camisa y Hange en una delgada túnica de algodón, en el ambiente más íntimo del mundo, no cabía duda de sus fuertes lazos.
- ¿Y cuánto más piensas seguir así Levi? - La cuestión lo hizo salir de sus pensamientos
- Hasta que encuentre a la indicada ya te lo he dicho
- Vale, ¿Y cuál es el proceso de selección? - Hange cuestionó una vez más.
Hange era una hermosa mujer, amiga suya desde antes que Erwin, con una pasión por la medicina, sensata pero muy burlona, su más antigua amiga.
- Solo quiero una esposa que no se enamore de mi, antes creía que el mundo estaba lleno a las que solo les importaba el dinero y los títulos, mujeres dispuestas a casarse conmigo por ello, pero no he tenido suerte en encontrar una amante que no se enamore de mi y de verdad la necesito.
Erwin frunció el ceño, le había dado vueltas a la idea de Levi, desde el día anterior que llegó, había descubierto que un matrimonio con la mujer que amas era lo mejor que había experimentado en su vida y que Levi quisiese casarse sin amor lo ponía mal.
- Mmm, eso es difícil para ti, aunque la gente no se enamoraría si Lord Collingwood no insistirá en sonreír para todos - Hange se sumergió en sus pensamientos.
- Tu sabes que eso no es cierto, gafotas.
- ¿Por qué tanto interés en que tu mujer no te quiera? ¿Eso no te parece triste? - La mirada de Levi se oscureció por un momento - Se de mi propia mano que el matrimonio alegra la vida en numerosos aspectos - Erwin paso sus dedos en las finas hebras del cabello castaño de su mujer, ella a la vez sonrió con picardía.
- No. ¿Recuerdas a la hija de el duque Semiónov?
- No.
- La chica poco agraciada del baile en Rusia. Su padre era el anfitrión de la cena
- Oh sí, ¿Qué no la sacaste a bailar?
- Hmmp - Levi bufó en señal de aceptación - ¿No recuerdas por qué? ¿O qué paso? - Bajo la cabeza parecía molesto he incomodó con la situación.
- La verdad no... ¡Recuerda que esa noche conocí a Hange! ¡La verdad no tuve mucho tiempo para observar, estábamos bailando y...- la cara del rubio estaba roja.
- Vale, querido amigo bien pudiste ver la parada de pavorreales tras de mi. - Frunció los labios - Había todo un pelotón de damas tras de mi, saqué a la chica menos agraciada que encontré para dejarlas de lado, la chica... - Se llevo las manos a la cara y de dejo caer en el respaldo del sillón - Ella se desmayó... Debí suponer que en ese baile debutaría en sociedad o que nunca antes la habían sacado a bailar... No sé... Pero se desmayó... ¡POR MI! ¿Crees que quiero eso en mi esposa? - Erwin levantó una ceja y sonrió- ¡No!
- Vamos, ¿Tan malo es?
- Tengo encantos esenciales por ello nunca entendí de que se enamoran.
- Levi, eres un hombre de modales finos y elegantes, tienes dinero, eres guapo y culto, es normal que las jovencitas a las que llegues a cortejar se sientan débiles ante ti, en su inexperiencia.
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Consorte Florero
RomanceEsto es cliché victoriano, basado en novelas románticas de escritoras como Jane Austen y Jo Beverley. . . . Levi Collingwood diplomático, lingüísta y ex capitán de la milicia, tras morir sus padres y vivir cambiando de país constantemente, decide h...