El día siguiente no quería despertar. No quería, ni podía levantarme de mi cama. ¿Cómo iba a hacerlo? Lo último que quería era ver al idiota de Rubén y de su novia, polvo, lo que sea. Pero, no tenía opción.
Nick se había ido temprano, y prometí no faltar. Y cumpliría mi promesa. Se lo debo. Me vestí, peiné, maquillé un poco y estaba lista para irme. No iba a dejar que esto me afecte. Mierda pasa, ¿no?
Alex pasó por mi. Salí de casa y lo ví, recargado sobre su audi gris. Me abrió la puerta y entré. Lo saludé con un beso en la mejilla.
— Buenas, _____. ¿Qué tal todo, huh? No te ví ayer en la salida — dijo mirando fijamente
— Oh, me sentía muy mal — reí levemente — Me urgía volver a casa
— Ya veo. ¿Estás mejor ahora? — dijo avanzando
— Sí, señor. Mucho mejor. — sonreí.
Llegamos a la escuela, la cual estaba bastante cerca. Estacionó su coche y nos bajamos. Caminamos juntos hasta nuestra aula, entramos y esperamos a que llegue el maestro. El profesor Doblas.
Rubén entró, buscándome con la mirada. Hizo contacto visual conmigo, pero aparté la mirada, girándome hacia Alex
— Buenos días, alumnos. — dijo poniendo su maletín sobre el escritorio — Hoy repasaremos todo lo que hemos visto ya.
Todos sacaron sus cuadernos y bolis, comenzaron a copiar lo que había en la pizarra. Yo, hice lo mismo. A partir de hoy, lo trataría como a un profesor más. Porque eso era, sólo eso. Caminaba entre los alumnos, viendo cómo iban con la tarea. Se detuvo a mi lado, sentí cómo clavó su mirada en mí, pero lo ignoré completamente.
La clase acabó. El profesor Doblas se retiró, de nuevo, intentando capturar mi mirada con la suya, pero falló. Las clases siguieron tranquilamente. Para mi buena fortuna, hoy no tuvimos literatura, no estaba preparada para ver a Luisa otra vez, mucho menos con lo que había pasado hace sólo unas horas.
El día acabó. Y eran horas de mis asesorías. Una vez más decidí fingir que nada había pasado. Decidí ir a mis tutorías, hacer la tarea, e irme. Ni siquiera era necesario hablar. Y no lo haría. Me despedí de mis amigos. Cogí mis cosas y caminé lentamente a la oficina de Rubén. Toqué la puerta.
— Pase— dijo él, con casi el mismo tono de siempre.
Abrí lentamente, con la mirada en el suelo. Dejé mis cosas en el suelo, y saqué lo necesario. Lápiz y un cuaderno.
— Hola, ___. — dijo con voz suave, intentando encontrar mis ojos.
— Buenas tardes, sr. Doblas. — dije seca. — ¿Puede darme los ejercicios? — dije mirándolo a los ojos por primera vez en el día.
Me miró fijamente por unos segundos, apartó la mirada y sacó una hoja de su maletín. La asentó sobre el escritorio y la deslizó hacia mí. Comencé a responder, en silencio, sin hablar, sin verlo. Sólo una alumna en tutorías.
— No fue lo que parece. — dijo de la nada, con voz suave, demasiado suave — He intentado dejar las cosas con ella, como siempre. Pero hace lo mismo, una y otra vez, intento dejarlo y sólo...se me lanza. — intentó explicar
— No es asunto mío, sr. Doblas— dije de nuevo, sin verle
— Sí es, te lastimé...Y es lo último que quería. Yo sólo te quiero a tí, ______.
Deslicé la hoja hacia él, dejándole saber que había acabado. Me puse de pie, y cogí mis cosas. Caminé hasta la puerta, pero me detuve.
— Yo te quería a tí. Y me destrozaste. — dije calmada.
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Sr. Doblas // Rubius & Tú.
Fanfiction_______ Méndez, una chica de 16 años que se enamora de su profesor de matemáticas.