Ella era mi princesa.
Mi reina.
Mi tesoro.
Lo que más amo en mi inmortal vida.
Por ella estaba dispuesto a hacer cosas que antes no habría hecho.
Y por eso no pienso dejar que un Mukami me la quite.
Ni siquiera si ese Mukami resulta ser su padre.
Me levante con algo de sueño, ya era la tercera vez solo en esta semana.
Pero no me importa... mucho.
Ella después de todo es mi pequeña princesa.
Incluso si a veces quiero mandarla a dormir con Kanato o con Raito.
Me acerque a la cuna y la vi moviéndose... se parece un poco a un pequeño gusano.
Un gusano que se movía mientras lloraba... un gusano lindo pero un gusano después de todo.
—Ya Hikari.—le dije mientras la cargaba.—Ya deja de llorar por favor, ya te di comida y te cambie el pañal ¿Qué mas quieres?
Fue instantáneo, muchos dirían que hasta mágico, pero en cuanto la sostuve en mis brazos ella dejo de llorar y empezó a reírse.
Yo sé que no es magia, es solo que ella es una pequeña manipuladora.
Es linda.
La acerque a mi pecho y vi que usaba el pijama que Kanato le había hecho hace algunos días...
No debería dejar que le siga haciendo ropa a este paso se volverá una niña malcriada.
Aunque es hija de Ore-sama así que esta bien, ella es una pequeña Hime-sama y por ende merece lo mejor.
—Vas a dormir conmigo pero solo esta noche, los regaños del cuatro ojos son molestos.—le dije mientras la acostaba en mi cama.
La verdad es que ahora entiendo por qué Shu siempre ignora a Reiji, yo también quiero ignorarlo pero para la desgracia de Ore-sama ese cuatro ojos es el más responsable de todos y los pañales de Hime-sama no llegan solos.
Qué injusto uno aquí pensando en pañales mientras que ella aún se reía y movía sus pequeños brazos y piernas mientras decía unos balbuceos sin sentido.
En otras palabras ella está disfrutando y yo estoy pensando.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Bueno... ella es mi Hime-sama.
Para mí es hermosa.
Es mi hermosa hija.
Su piel es clara pero a veces era de un tono tan blanco que me preocupaba y era algo pequeña pero eso es por mi culpa...
Pero...
Desearía que se pareciera un poco más a mí.
Que tuviera por los menos algo de mi, el cabello rojo o los ojos verdes...
Me hubiera gustado que no hubiera heredado el cabello y ojos de...
...Ruki.
¿Por qué no se parecía a mi?
¡Yo fui quien la llevo 10 meses dentro mío! ¡Y fui yo quien tuvo que sufrir todo un día de parto!
¡Todo eso y se parece a... él!
Mi suerte no podía ser peor...
—¿Cierto Hikari?—le pregunte mientras veía a mi pequeña princesa, ella solo sonríe.
Me acosté a su lado, ella aún sonreía, la abrace.
Puede ser una pequeña manipuladora, puede ser que no se parezca a mi, puede ser que me haya provocado un dolor horrible cuando salió de mi cuerpo y puede ser que estando dentro mío también me provocó dolor con sus patadas...
Pero ella es mía, nadie puede quitarméla y la amo.
Ayato se quedó dormido mientras abrazaba a Hikari, la niña aún estaba despierta pero solo por unos segundos más ya que sus ojos empezaron a cerrarse poco a poco.
