Ella era mi princesa.
Mi reina.
Mi tesoro.
Lo que más amo en mi inmortal vida.
Por ella estaba dispuesto a hacer cosas que antes no habría hecho.
Y por eso no pienso dejar que un Mukami me la quite.
Ni siquiera si ese Mukami resulta ser su padre.
Ayato abrió sus ojos y vio a Hikari durmiendo tranquilamente a su lado.
"Fue solo un sueño, un recuerdo, tienes que calmarte." Pensó el chico mientras veía a su hija.
—Ayato.—le llamó una voz y a la habitación entro una joven.
Asahina Miyako era la actual novia de sacrificio para los Sakamakis pero ella tenía muchas diferencias con Kaori.
Mientras que a Kaori le gustaba andar coqueteando con los muchachos y hasta los insultaba por tener de pareja a un hombre a Miyako eso le causaba alegría y siempre andaba tomándole fotografías a los chicos.
Además que Kaori era muy exagerada con el hecho de no tener atención y siempre quería ser tratada como reina.
En cambio a Miyako eso no le importaba es más la joven siempre andaba escapando de los chicos no para evitar que la mordieran sí no para ir y asustarlos.
Ayato vio a la chica por unos segundos y después miro a su hija.
Miyako solo se tapo la boca para reprimir un grito ante la imagen que tenía frente a ella y miro a otro lado.
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—¿Cómo esta Hika-chan?—le pregunto la chica más calmada mientras se acercaba a la bebé que aún dormía.
—Se volvió a despertar.—le dijo Ayato dando un bostezo.
—¿A sí?—le pregunto Miyako mientras iba y cargaba a la niña.
—Miyako no te atrevas.—dijo Ayato algo asustado al recordar algo que solía hacer Miyako con Hikari.
La muchacha sonrió y después empezó a correr con la niña en brazos.
—¡HIKARI!—grito Ayato asustado mientras iba corriendo detrás de la joven para salvar a su hija.
En la mansión Sakamaki se podía ver a una muchacha corriendo por la sala mientras cargaba a una pequeña que estaba muy asustada viendo todo.
La bebé tenía los ojos llorosos y al parecer iba a llorar en cualquier momento.
Mientras que Miyako se subía a un sillón de la sala detrás de ella estaba Ayato que trataba de salvar a su hija.
—Vamos Ayato.—dijo Miyako mientras se quedaba parada sobre un sillón con la niña que se movía.—Solo préstamela.
—No Miyako.—dijo Ayato sintiendo como los pelos se le ponían de punta.
Miyako era muy amable y divertida con los chicos, pero sí había algo Ayato odiaba era que Miyako literalmente quería a Hikari a más no poder y siempre busca poder estar con ella.
"Mi niña." Pensó Ayato completamente nervioso.
—Tranquilo a Hika-cha le gusta.—dijo Miyako mientras empezaba a jugar con las mejillas de la bebé.
