Al despertar la mañana siguiente, Junior supuso que todo había sido un sueño.
Un producto de su imaginación ocasionado por sus ganas de haber conocido a su padre, se dijo a si mismo. Dr. Cooper no era más que el recuerdo de las pocas veces que había visto fotos de su padre o oído hablar de él, no podía ser real.
Resignado, se levantó y vistió. Al ir a desayunar, pasó delante de la puerta de la habitación de su madre, que estaba cerrada.
- Por si acaso... por comprobarlo no pierdo nada- dijo en voz baja
Amy estaba durmiendo sola en su cama. Sueño confirmed. Tocaba fingir que no había pasado nada. Para que molestar a su madre.
Oyó un ruido en la planta baja. Había alguien en la cocina.
Junior cogió su réplica de Lucille y bajó.
Al llegar, le sorprendió el olor que se desprendía, alguien estaba cocinando.
Abrió la puerta cuidadosamente y se dio cuenta de que lo de anoche no había sido un sueño.
Dr. Cooper (es decir, su padre) estaba con la misma ropa que la noche anterior, excepto por la americana.
- Buenos días, Junior. No sabía a que hora os despertabais y quería haceros el desayuno. Huevos revueltos, tostadas y zumo de naranja natural. Igual que lo hacía mi madre. Y eso (dijo señalando algo envuelto en papel de plata) es el famoso bistec de carne de mi abuela, cuya receta es secreta y exclusivamente familiar. Me la contó cuándo era pequeño, yo se la conté a mi padre y algún día te la contaré a ti.
Junior bajó rápidamente el bate y lo dejó apoyado en la pared, para después correr a abrazar a su padre, que sorprendido se lo devolvió.
- No es que me queje pero, ¿a que viene esto?
- Al despertarme pensé que anoche y las últimas semanas habían sido un sueño. Y después pensé que alguien había entrado en casa pero solo era usted.
- No me trates de usted, que soy tu padre.
- ¿Puedo llamarte "papá"?
- Me encantaría.
Entonces mamá entró en la cocina y al vernos sé sorprendió mucho. Papá (que raro suena decirlo), al ver si reacción, le preguntó:
- ¿Qué pasa?
- Nada, una tontería (mi padre la miro con cara de "desembucha"). Es que me sorprendió verte. Como no estabas en la cama cuando me desperté, pensé que lo había soñado.
- A mi me pasó lo mismo, mamá, pero no es un sueño.
- No, ya veo. - dijo mi madre a la vez que venía hacia nosotros y nos abrazaba.
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Nos quedamos así un buen rato, hasta que nos sonaron las tripas y recordamos que el desayuno estaba hecho.
Nos sentamos los tres a comer, cómo la familia que deberíamos haber sido desde un principio, hasta que el timbre sonó. Al momento supe:
- Son tío Howard y tía Bernadette.
- ¿Cómo lo sabes?
- Ayer, mientras os estabais abrazando, los llame por si sabían que estaba pasando y al verle la cara a papá, fliparon.
Antes de qué nadie pudiera decir nada, el matrimonio Wolowitz se abrió pasó en la cocina.
Nada más entrar, empezaron a mirar sin pestañear a mi padre (es raro, pero me encanta decirlo), que estaba visiblemente incómodo con las miradas de sus antiguos amigos clavadas en él.
- Hola, Howard. Bernadette. Un placer volver a veros. ¿Qué tal os a ido? - dijo intentando romper el hielo.
Cómo no dejaban de mirarlo, Sheldon (Sr.) usó el truco psicológico que consiste en mirar a los zapatos de alguien que te mira fijamente, y funcionó.
Lentamente, Howard y Bernadette se sentaron a la mesa, buscando un sitio a donde dirigir la mirada que no fuese la cara de su amigo.
- No queda mucho del desayuno, pero si a Amy le parece bien, os podéis quedar a comer y probar el bistec de carne de mi abuela, el mejor de todo Texas.
- ¿Y si invitamos a todo el grupo y ya les decimos lo que pasó? - sugirió Amy.
- Por mí, bien.
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- Me pregunto porque Amy nos invitó a comer a su casa con tan poca antelación. - dijo Penny.
- A lo mejor tiene algo que decirnos. - sugirió Leonard.
- Puede que tenga novio y nos lo quiera presentar. - continuó Raj.
- ¿Tu crees?
- Ya iría siendo hora, ¿no?
- Es una posibilidad, pero no nos tenemos que precipitar en conclusiones. Esperemos, a ver qué pasa.
Llamaron a la puerta y Junior les abrió. Parecía como si supiera algo que ellos ignoraban, pero siendo el hijo de Sheldon, no era nada fuera de lo normal.
- Hola, mini Moon Pie. ¿Cómo estás?
El niño respondió al saludo de su tía con un ligero asentamiento de cabeza y se hizo a un lado para que entraran. Lo primero que el trío vio al entrar fue que Amy no estaba a la vista, pero se oía ruido en la cocina, así que debía seguir cocinando.
Lo segundo, fue la familia Wolowitz, formada por Halley y Michael, los niños, y Howard y Bernadette, los padres, que los miraban con una expresión indescifrable.
Antes de poder saludar o preguntar que pasaban, vieron lo tercero. Y esto les respondió la pregunta de que estaba pasando, pero les generaba mil más.
Junior estaba sentado en el regazo de un hombre de mediana edad, enseñándole su mejor maqueta de tren, entusiasmado.
Sí, era alto, delgado, y todo lo demás, pero era imposible que fuera Sheldon, porque había muerto trece años antes.
Al levantar la vista, este sacó al niño de su regazo y se puso de pie.
A pesar de no entender nada, la primera en reaccionar fue Penny, que sin una palabra, corrió a abrazarlo. Y después de unos minutos, al separarse, le siguió un abrazo más corto, en esta ocasión por parte de Raj.
Pero Leonard no se movió.
Se quedó mirando la escena sin saber cómo reaccionar.
Trece años pensando lo contrario y ahora resulta que su mejor amigo estaba vivo.
Pero, ¿cómo, cuándo, por qué, qué, quién?
Toda clase de preguntas se acumulaban en su cabeza, pero sólo una la dijo en voz alta:
- ¿Cómo es posible?
- Es una larga historia. - dijo Amy, que sin que nadie se diera cuenta había salido de la cocina.
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Amy había terminado de explicar todo lo que había pasado. Y todos sorprendieron bastante, pero por lo menos tenían respuesta a sus preguntas.
En un rato, la pandilla se encargó de que su miembro renacido supiera lo que pasaba en cada una de sus vidas.
Penny le contó que Leonard y ella tenían los mismos trabajos y seguían viviendo en su antiguo apartamento. No tenían hijos, tal y como habían decidido y sus vidas no eran muy diferentes de cómo él las recordaba.
Howard y Bernadette seguían viviendo en la antigua casa de la madre de él con sus hijos, pero Stuart ya no. Además, ambos habían sido ascendidos, aunque Bernadette seguía ganando más dinero que su marido.
Hablando de Stuart, él y Denise se casaron y ahora ambos son propietarios de la tienda de cómics.
Raj, por otra parte, había hecho que sus padres le encontraran una mujer para casarse, pero no cuajó.
Mientras Sheldon escuchaba a sus amigos ponerle al día sobre sus vidas, no pudo evitar mirar de reojo al que era su mejor amigo.
O al menos eso creía.
Entendía que le había chocado verlo, a todos les pasó, pero al cabo de un rato, cogieron confianza con él otra vez. En cambio, Leonard ni le había dirigido la palabra ni se le había acercado o mostrado ninguna muestra de afecto o alegría por volverlo a ver.
Mientras Raj bebía y les contaba a todos por enésima vez su ruptura con Anu, las miradas de Sheldon y Leonard se encontraron.
Una especie competición surgió entonces.
Quién aguantara más la mirada del otro, ganaba.
Acabo ganando Sheldon, y el físico experimental salió de la casa sin decir una palabra.
Todos se sorprendieron de la salida sin anunciar de Leonard, pero aún más cuando Senior le fue detrás, también sin articular palabra.