Capítulo 4.

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La respiración forzada de Majime era el único sonido en el hogar, después de esa pesadilla le fue imposible conciliar el sueño

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La respiración forzada de Majime era el único sonido en el hogar, después de esa pesadilla le fue imposible conciliar el sueño. Las lágrimas eran símbolo del trauma del pasado y el sudor en su frente mostraba el terror que le causaba volver a ver a ese joven; el recordar la carga emocional y psicológica con la que tuvo que cargar cuando era pequeña la hacía enloquecer, gracias a su miedo y a las pocas horas que había dormido fue cayendo más hacia la locura.

<<Maldita sea, ¿por qué estoy tan nerviosa? Solo necesito ocultárselo a todos, no debe ser tan difícil ¿verdad?>> se habló a sí misma, el morderse las uñas con desesperación se hizo costumbre apenas despertar.

  —¡Basta, no voy a volver a caer en sus juegos! —gritó enojada azotando sus puños contra el colchón—. ¡Tengo que evitar que me afecte, maldita sea! ¿¡Por qué es tan difícil!?

Su cara le ardía, necesitaba una distracción, la playa podría ser un buen lugar... pero, no podría siquiera ver la luz del sol en la situación en la que se encontraba. Sin meditarlo demasiado se levantó de la cama y fue al baño para darse una ducha, su cuerpo se movía solo, sus ojos hinchados junto con la obscuridad absoluta le complicaban el camino hacia el baño. Su cabeza daba vueltas, provocando que cayese al suelo golpeándose las rodillas con fuerza.

  —Mierda —susurró mientras se incorporaba sosteniéndose del marco de la puerta. Se levantó con esfuerzo—. Tenía que ser hoy ¿cierto?

El suelo se movía ante sus ojos <<¿por qué me siento así?>> se preguntó apenas pudo entrar al baño. No había tomado nada el día anterior, incluso recordaba que Kenji la había dejado en casa recién acabados los deberes, entonces... ¿qué la hacía sentir tan mal? Una respuesta le vino a la mente, tan rápido como un león que caza a su presa, ¿acaso seguía soñando?

Un terror gigante la absorbió, pero no había incongruencia en su teoría, se sentía enferma, no había nadie en casa, su mundo daba vueltas esto no podría ser más que un sueño.

—Tranquila, ya dejé de jugar— escuchó un susurro detrás de ella, volteándose inmediatamente, pero sin encontrar a nadie.

Sacudió su cabeza borrando esos pensamientos, si era un sueño o no le daba igual, tenía que dejar de sentirse así, en especial ese día. Hoy iba a decirle sus sentimientos a Kenji, tenía que hacerlo hoy, como lo había planeado. Tenía que parar de sugestionarse, su mente entre la confusión y el miedo de estar todavía en la pesadilla abrió un pequeño espacio para que Majime pudiera enfocarse en lo que tenía delante.

Su cuerpo temblaba igual que en el principio, ese pensamiento le dio risa, se imaginó así misma como una gelatina. Ya sus ojos no mostraban miedo sino determinación. Si era un sueño, haría lo que fuera para despertar y si no, no perdería el tiempo en estupideces. Siempre había sido frágil, aunque lo negara, pero en ese momento ella sabía que debía ser la más fuerte de todas.

Majime, ¿qué eres? [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora