Parte 3.
La sangre escurría en las manos de Henrick mientras lloraba desconsoladamente. No podía estar muerta, su madre... No podía abandonarle así como así. Su pecho dolía cada vez más.
Por otro lado, Frederick estaba cambiando su ropa para ir al hospital. Lamentablemente, no conocía el número de las clínicas y debía ir a pie.
Finalmente, salió con un saco, una camisa blanca, unos pantalones de tela y unos zapatos negros de cuero.
— Henrick, ya vuelvo, no toques NADA. — Pidió mientras abría la puerta pero, lamentablemente el niño ya tenía aquella pluma en la mano, la cual iba a lanzar debido al enojo.
Aquella pluma estaba maldita a su pensar. Frederick corrió para tomarla, la paranoia le dictaba proteger a su hijo de aquel objeto. Mas, inesperadamente y en un momento muy poco oportuno, entraron oficiales de policía observando a su parecer una escena del crimen, donde el asesino era Frederick pues él, sostenía la pluma. Detrás de ellos entró Harry, quien con los ojos rojos y mejillas húmedas debido a las lagrimas, lloraba a cántaros. Gritaba el nombre de Lisa repetidas veces mientras miraba con ira.
— Antes de que se lo lleven... Necesito hablar con mi amigo... — Comentó entrecortando palabras mientras se acercaba a Frederick fingiendo náuseas ante el cadaver de su amante. — Frederick, querido... — Suspiró. — Algún día la matarías, por su avaricia, su ambición e idiotez... — Susurró al odio de este soltando leves risas. — Eres malvado Frederick, ¿asesinar a tu esposa en frente de tu hijo? Por eso, es que irás preso amigo mío. — Rió.
— Tu... maldito... Sabes... ¡QUE YO NO FUI! — Reclamó entre lágrimas mientras soltaba la pluma y caía arrodillado al suelo totalmente desvanecido. — Yo la amaba...
— Y por eso la mataste... Pero, tengo buenas noticias para ti, ella y tu padre firmaron un acuerdo donde si tú morías o, por alguna razón no podías hacerte cargo de tu trabajo, yo tomaría tu lugar, el dinero, y criaría al angelito aquel.
— No... no puedo dejar.. — Fue interrumpido.
— Llévenselo... ni su rostro quiero ver... Lisa... mi amor... — Empezó a llorar nuevamente mientras tomaba el cadaver de su esposa. Henrick, solo luchaba porque los oficiales no se llevaran a su padre.
[[ 6 años después ]]
La casa estaba oscura. Henrick, con tan solo ocho años, se encontraba estudiando en la sala mientras Harry, preparaba una deliciosa cena.
Estos años en los que Henrick vivió con Harry, desarrollaron una hermosa relación.
O, eso parecía al público.
Repentinamente sonó una alarma.
Harry soltó los utensilios de cocina y Henrick cerró su cuaderno rápidamente. Eran las 4 y media de la tarde. Era hora de practicar y Henrick lo sabía.
— Es hora. — Comentó Harry a lo que Henrick asintió algo desanimado. El pelirrojo se acercó al infante y le tomó las mejillas cariñosamente. — Es por tu bien, para que puedas trabajar en el futuro cariño...
— Vale... — Respondió aun sin ánimos de practicar aquello.
Ambos se dirigieron a una habitación. Cerraron la puerta con pestillo y Henrick se sentó en la cama comenzando a quitar su ropa. Harry, se dirigió a uno se los cajones de aquel lugar y sacó un objeto.
— Acomódate, como siempre Henrick. — El menor asintió. — Tranquilo, me encargaré de ponerlo bien esta vez, no dolerá tanto.
Se dio vuelta y encima de la cómoda de donde sacó el objeto anterior, tomó un gel el cual comenzó a esparcir dentro y fuera de la parte trasera de Henrick con sus dedos mientras este se quejaba.
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~[[ Frutos del Pasado ]]~ #Freddold // #Goldred
FanfictionTodo final es causado por la existencia de un principio. Toda actitud y comportamiento es causado por un pasado. Toda historia tiene un princpio y un final. Acto 1. Frederick, un gran hombre, una gran persona, un gran padre y esposo. Caídas, subida...