Las semanas que siguieron fueron de tristeza para ambos jóvenes. Cada vez que se cruzaban sé miraban con dolor, ya no hablaban siquiera, sólo se limitaban a mirarse en silencio, con un nudo en la garganta y los ojos brillosos, como a punto de estallar en lágrimas en cualquier instante.
Así transcurrieron los días, días que se les hacían eternos, con teléfonos que no sonaban y palabras que quedaban atravesadas sin decirse. Hasta que llego el último mes de cursada y con él el momento en el que Jimin debía volver a Corea, su pasantía había terminado.
Aunque intentaron callar sus corazones, cada día parecía más imposible ignorar lo que les pasaba. Ya no podían manejarlo.
Jungkook sabía que Jimin sufría de la misma forma que él. Se habían conocido tanto, que sus ojos hablaban por si solos. Y aunque el mayor no había dicho una sola palabra luego de la confesión que le había hecho, era evidente que algo sentía. Estaba claro que no le era indiferente a sus sentimientos. Por eso mismo el menor se prometió esperar, aunque le duela, aunque se muera de ganas de querer abrazarlo y decirle al oído todo lo que sentía, iba a esperarlo, le iba a dar tiempo. Sabía que en algún momento las cosas se iban a aclarar. Y así espero, días, semanas. Pero la espera se había hecho demasiado larga. Al punto de que ya no tenían mas tiempo.
El morocho no iba a perdonarse nunca no despedirse de la persona que mas amaba. Aunque eso implique volver a romper su corazón. Imposible que no sienta morirse al verlo irse.
Eso ya no le importaba, tomó fuerzas, respiro hondo y se dirigió al aeropuerto. No tenía ni idea dé en que vuelo partía. Se quedo horas, hasta qué , al fín, lo vio entrar por la puerta principal. Ahí estaba él, arrastrando la maleta que parecía que pesaba toneladas. Pero lo que le pesaba en realidad era su cuerpo, sentía una tristeza enorme por irse en ese estado.
Caminaba con la mirada perdida, ya no le importaba más nada. Y de pronto lo vió, se sorprendió tanto al ver al menor ahí, que no se pudo contener y salió corriendo para fundirse en un abrazo, en ese abrazo que hace tanto necesitaban. Ambos lloraban, no querían soltarse ni alejarse medio centímetro. Querían que ese abrazo fuera eterno.
–pasajeros con destino a Seúl abordar el avión por la plataforma 4 – se escucha por el altoparlante.
La despedida había llegado. Sé soltaron, se miraron y se sonrieron con los ojos bañados en lágrimas. Se despidieron así, sin emitir palabra, el nudo en sus gargantas era demasiado grande como para dejarlos emitir una oración.
Se vieron alejarse. Jimin subió al avión, mientras Jungkook solo quedo parado en el vestíbulo central sin poder moverse, sin querer moverse.
Había pasado media hora y escucha su teléfono sonar. Era él, era su Jiminnie. Al fín se había animado a decir en palabras algo de lo que sentía.
El morocho leyó el mensaje sin dejar de llorar, pero con una sonrisa. Estas eran lagrimas cargadas con otro tipo de emoción. No sabia si eran de felicidad o de calma.
Jimin:
“gracias por hacerme feliz todo el tiempo que estuvimos juntos. Perdóname por ser tan cobarde. Te prometo que no voy a olvidarte, no quiero olvidarte”
Ante ese mensaje el menor sólo pudo responder:
“vos sos mi felicidad, te voy a estar esperando”.
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I DON'T WANT TO FORGET YOU... (jikook)
Roman d'amourDos jóvenes, una amistad que empieza a transformarse.. Aceptación de sexualidad.. Y la pregunta ¿amor o familia?...