Lucas y el espíritu de la Navidad.

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Era veinticuatro de diciembre y nevaba en Seúl: Faltaba menos de un día para Navidad y la felicidad se hacía sentir en las calles.

Un chico salió de un edificio llevando el abrigo apropiado, con mejillas sonrosadas por la calefacción que había dentro.

– Feliz Navidad, feliz Navidad, feliz Navidad prospero año y felicidad – cantaba alegremente – ¡Hola! Yo soy Jungwoo – habló al aire dispuesto a romper la cuarta pared que tanto nos esforzamos en crear –. La Navidad está a punto de llegar, ¡Esta es mi época favorita del año! ¿Saben por qué? – Continuó comenzando a caminar – Porque hay paz, amor, prosperidad... ¡Una época mágica en la que todo es posible! ¿Y la mejor parte? Navidad es el único día del año en la que todo el mundo es... – su discurso se vió interrumpido cuando, estando a punto de cruzar la calle, casi es atropellado por una limosina pasando a toda velocidad – ¡Oye! ¡Ten mas cuidado! – Gritó agitando su brazo.

La limosina fué algunos metros mas adelante y se detuvo frente a un enorme edificio, se trataba de un centro comercial: El centro comercial «Fighting Haeyadwae».

Cuando un chico, de cabellos rubios y uniformado con un chaleco violeta, se acerca a abrir la puerta para su jefe, esta se abre de golpe dándole un portazo en la cara y haciéndole caer al suelo. En seguida, la persona que viajaba en su interior ubica un hoverboard en el suelo para trasladarse sin siquiera notar a su asistente tirado en el suelo.

Al ver esta escena, un chico que estaba en la calle pidiendo se acerca a él.

– ¡Disculpe señor! Me llamo Jaemin y vivo en las calles, ¿Podría darme algo de dinero? Tengo mucha hambre... – Le habló al enorme hombre que parecía mas ocupado en calcular ganancias en su calculadora de bolsillo que en cualquier otra cosa. Esta persona apenas lo miró y frunció el ceño.

– ¿Que acaso los pobres estan en una conspiración o algo? Todo para sacarnos nuestro dinero a personas que trabajamos por lo que tenemos, como yo – pronunció con desprecio.

– ¡Oye! ¡Esa no es manera de tratar a los que menos tienen, Burj Khalifa! ¡Deberías aprender modales! – Llegó Jungwoo de la nada. Entonces, puso unos billetes en la gorra del pequeño y le ofreció una galleta.

La persona no le puso atención y avanzó un poco, topandose con mas niños.

– ¡Feliz Navidad señor! Me llamo Lee Jeno y soy de los jovenes voluntarios, ¿No quiere donar para la beneficiencia? – Se acercó uno que llevaba una cubeta con unas pocas monedas.

– ¡Fuera de mi camino!

– ¡Felices fiestas señor! – Un chiquillo tambien de la beneficiencia, de cabellos rojos, lo abrazó de la nada. El sujeto se sacudió, librandose del agarre y entró al edificio.

Los niños que se quedaron fuera intercambiaron todos una mirada antes que Jeno volviera a hablar.

– ¿Lo hiciste, Renjun? – Cuestionó.

– Sep, vamonos – replicó el pelirrojo sacando un montón de billetes que había tomado al abrazarlo. Jungwoo pensó en regañarlos, pero era divertido y además el ricachón se lo merecía.

Mientras tanto, el empleado finalmente se levantó del suelo y fué corriendo detras de su jefe.

– ¡¿Donde está el asistente en jefe Kun cuando se lo necesita?! – Exclamó recorriendo los pasillos en su hoverboard.

– ¡Aquí estoy señor Lucas! – Finalmente lo alcanzó el rubio.

– Bien, tu llegada tarde se descontará de tu salario.

– Pero yo...

– ¡Mark! ¡Despiértate y toma un café! ¡¿Qué lugar crees que es este para descansar?! – Gritó a uno de sus empleados que se había quedado dormido sobre una mesa –. Hoy la gente estará como loca, Kun; siempre hay montones que hacen las compras de Navidad a último minuto y pagarán lo que sea por ello. ¡Winwin! ¡Apúrate y aumenta esos precios! – Gritó a otro empleado que usaba la pistola etiquetadora para cumplir dicha tarea – ¡¿Donde está el tailandés?! ¡Necesitamos mil muñecas «Gee» ensambladas en menos de una hora!

Lucas y la Navidad || NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora