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Una sonrisa furtiva se escapo por las comisuras de sus labios al verlo. Juró que había visto un brillo singular pasar por sus ojos marrones cuando sus párpados se alejaron.

—Hey...

—Hey...

Un saludo suave, uno que le estalló el corazón. Ella soltó un suspiro, intentando quitar todo el peso que la preocupación le había obligado a cargar.

Bellamy alzó una mano, la cual estaba cubierta en vendas. Las miro algo extrañado, pero agradecido.

Llevo un mechón que caía sobre los ojos de Clarke hasta su oreja, para poder admirar mejor su rostro... Ese rostro que amaba.

Golpes en la puerta metálica arrebataron la atención de la rubiales, la cual rápidamente se levantó y apretó los puños.

—¿No te había dicho que tenías que mantener las palmas rectas, Wanheda?

Río el azabache con pesadez mientras se sentaba en la cama y miraba como la puerta se abría de par en par, mostrando a una chica de rasgos Mexicanos y sonrisa radiante.

—¡Parece que estabais teniendo un momento íntimo, chicos!

Río Raven, acompañada de el dúo imparable. Ella se les acercó a paso lento, mientras Murphy atravesaba también las puertas, sin el más mínimo cuidado de hacer ruidos con sus pesadas botas que pudieran asustar a los demás heridos.

—¡Hey, que ya sabemos que estas aquí, Cucaracha!

Se quejó el de pecas mientras se levantaba algo dolido... Seguramente se había golpeado algo duro contra el suelo. Saludo a Raven con un abrazo y al molesto Murphy con un apretón de manos.

—Se siente bien estar entre los vivos otra vez.

—¡Ni que lo digas! Nos tenías a todos preocupados, cabeza hueca.

Raven asalto y le provocó una leve molestia a Bellamy, el cual juró vengarse luego. El tan solo sonrió, logrando quitarle un suspiro a Clarke.

—¿Y que hacéis aquí?

La rubiales pregunto, sentándose en la cama.

—Veníamos a vigilarlos para que Clarke no te violara mientras dormias.— La frase casi no termina ante el golpe en el hombro que le lanzo la morena, para nada contenta.

Bellamy sonrió con timidez mientras se rascaba la nuca, tratando de no espiar a Clarke por el rabillo del ojo izquierdo.

La rubiales sonrió y se alejo, con la excusa de tener que revisar a otros pacientes.

—¡Muy bien, ya pusiste las cosas incómodas, idiota!

—¡ASÍ IDIOTA Y TODO TE TRAIGO LOCA, REYES!

—¿¡DECÍAS, CABRÓN?!

El acento de sus antepasados se hizo notar, sonsacandole una carcajada al de pecas mientras los otros dos se rompían a golpes... (Más bien Murphy, ya que le había caído un ataque de risa).

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Pueh, volviendo de la muerte y empezando suavecito xd.

Sorry, los hamo.

No me maten, tenía flojera de actualizar

Y... ¿Quieren ya depresión o todavía no? :u.

Bai y que tengan bonita tarde uwu.

El Error (Bellarke).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora