Bellamy's Funny Daydream.

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Pam, Pam, los golpes en la puerta llamaron su atención, dirigiéndose casi cojeando a la puerta de metal para abrirla. La puerta permanecía cerrada durante la noche, para que nadie molestara a los enfermos mientras estos dormían.

Abrió la puerta, somnoliento y con la mirada borrosa...

Pero podría reconocer esa cabeza en unas mil.

—¿Clarke?... ¿Qué haces aquí? —Preguntó, intentando que su tono no sonara tan desagradable. Le había despertado en medio de la noche... Y nadie, nisiquiera Octavia, salía ilesa de eso. 

—Soy enfermera... ¿Recuerdas? —La rubiales sonrió. Bueno, quizá si saliera ilesa de esta.

—Ah. Lo lamento, tengo sueño...

Bellamy sonrió, imitando a la chica. Dejó espacio en la puerta para que esta pasara. Volvió a su camilla  para nada cómoda e intento reconciliar el sueño, incapaz de hacerlo.

—Hey... Quería hablar contigo sobre algo.

Abrió los ojos, enfadado... ¿¡Es qué no podía dormir?!

—¿Sí, princesa? —Espetó, tragandose el sentimiento agridulce de escuchar su voz y no poder pestañear.

—¿Como están las cosas con Echo? Ya sabes... Después de lo que pasó.
..

Y ahí estaba, el dedo en la herida.

Bellamy se vio complicado al encontrar las palabras, hasta que finalmente armó una oración decente. —Terminamos... Pero planeo ganarmela de nuevo— Dos podrían jugar ese juego y el no se quedaría callado, ahogándose en sus penas.

—Oh...

—Sí, como oyes.

—Vale...

Clarke alzó una ceja... ¿Había hecho algo malo? Tan solo había preguntado sobre su... Oh.

Tomó un par de tijeras y se acercó a una persona inconsciente para quitarle las vendas del pecho.

—¿Cuanto te falta?, quiero dormir.

—Calla, Blake.

—Obligame.

—¿Con qué?

—Con un beso.

—Ajam.

—Vamos...

—No. Pídele eso a Echo.

Y la rubia salió por la puerta, dejando al herido con las vendas abiertas y una herida de gravedad al aire, una que le provocó un estremecimiento a Bellamy.

-

Raven sonrió, victoriosa.

Había terminado de arreglar la falla en la nave... ¡Y lo había hecho completamente sola!, bueno, con un poco (sí, un poco)  y más de lo que le gustaría admitir que la ayuda de la cucaracha había sido algo... Algoo crucial.

O es que ella lo necesitaba ahí.

—Murphy...

—¿Qué?

Gruño, tenía una revista vieja sobre los ojos y estaba recostado en la ventana... Se veía cómodo.

Y ella también estaba cansada.

—Hazte a un lado.

—¿Qué?

—Hazte a un puto lado, Murphy.

—Vale, Vale.

Raven se levantó y dejó las herramientas en el suelo. Se acercó con lentitud calculada al contrario y se sentó en el borde de la ventana, acurrucandose bajo sus brazos (los cuales en no retiró).


El Error (Bellarke).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora