III : Hasta más allá de la muerte.

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Veinte minutos después de absoluto silencio (Excepto por los sollozos de Sakura), Sasuke estacionó el auto al llegar al subterráneo del edificio que actualmente residía. No pudo sacarse de la cabeza la idea de que ella aún llevara el anillo puesto. Él también lo hacía, pero era gratificante que la cerezo no lo hubiera removido tampoco. Lo supo cuando, en una parada por orden del semáforo, buscó desesperado su mano para acariciarla, porque quería su tacto y también como un intento de tranquilizar los sollozos (Que afortunadamente se acompasaron con el tiempo). La ayudó a bajar, subieron por el elevador, y, finalmente, llegaron al piso correspondiente.

Los latidos estaban descontrolados por parte de ambos. El Uchiha, siempre rígido, era un manojo de nervios, y eso, Sakura lo pudo notar por el movimiento desasosegado de sus dedos, o el hecho de que constantemente se rascara la nuca, evadiéndole la mirada.

La puerta se abrió, el sonido de los tacones femeninos resonó con eco. En el genkan, se deshicieron del calzado. Sakura dejó las rosas sobre la pequeña mesa de centro y las admiró con detalle una vez más, pero un cambio de dirección de sus ojos y vio esa caja entreabierta con papeles decorados con una caligrafía que perfectamente conocía. Desmesuradamente se abrieron sus ojos, las tomó, investigando, leyendo, pasmada, maravillada.

— No sabía que las conservabas, son... son cosas que escribí hace muchos años, cuando comenzamos a salir. —No lo podía creer. Especialmente por ese par de hojas cuidadosamente dobladas. Eran páginas del diario de vida de Sakura, y esas páginas, eran unas que les enseñó en su luna de miel, en donde una cerezo más joven escupió toda una fuente de miel describiendo sus sentimientos por ese azabache de ojos penetrantes que conoció en la universidad. — Esto es... pensé que las había perdido.

— Las tomé esa noche, quise leerlas una vez más. Olvidé devolverlas. — Mintió; él jamás pensó en regresarlas.

Como un magnífico regalo -que no se merecía- caído del cielo, se asomó una pequeña sonrisa en los labios de la mujer.

— "Querido diario. ¡Estoy furiosa porque mi oportunidad casi se arruina! Hoy intenté cocinar para S, pero mi cocina casi explota. Tuve que comprar comida preparada y mentirle, al parecer me creyó. " —Leyó, divertida. Sasuke se acercó, corroborando lo que la nota ponía. La página estaba llena de kaomojis que no lucían nada contentos. Rió suavemente, Sakura se vio contagiada.

— Eras pésima en la cocina. Nunca creí que esa cena la hubieras hecho tú. —Confesó, alzando los hombros. La pelirrosa se cubrió el rostro con ambas manos, riendo mientras ocultaba su vergüenza.

— ¡Fingiste creerme! Eres malo... —Risillas sutiles por parte de ambos, y así se quedaron, revisando algunas otras cosas de la caja. Sasuke no dejó de mirarla, a pesar de que ella no lo miró en ningún momento. Parecía una niña abriendo regalos en Navidad, y él con verla sonreír, era feliz. Nada más importaba. Sonreía porque ella lo hacía, porque al fin podía verla y saber lo mucho que la amaba, porque esta vez estaba dispuesto a lo que fuera por traerle alegría.

Poco después, y ya más relajada, la mirada femenina buscó el ónice que la enloquecía.

— Sasuke-kun... estas rosas... — Tenían tantas cosas que decirse, Sasuke tenía tantas cosas que preguntar, que explicar, pero nada pudo salir de su garganta, y a la delgada muchacha le ocurrió lo mismo.

Ónix contra jade.

Las acciones hablaron por sí solas. Sasuke la alzó del suelo, plantándole un ferviente beso en los labios. La resistencia por parte de ella, fue totalmente nula. Al primer contacto que tuvieron, la pelirrosa se olvidó del mundo, enredando las piernas alrededor de esas caderas, y los dedos, en los oscuros cabellos de su marido, haciendo más intenso el baile de sus bocas. Por su parte, el pelinegro la atraía con fervor, comiéndole la boca sin recato. Quería todo de ella, demostrarle cuánto la había extrañado, hacerla suya una y mil veces; y ni así serían suficientes.

Marriage? 「  FINALIZADO」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora