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Era una noche de verano, sin embargo, hacía frío. Ni si quiera los grillos cantaban a la luz de la luna, y las olas no peleaban por romper en la orilla para dejar sus espumas.

Al pensarlo, algo en ella se estremeció haciéndola sentir tan rota, tan fría, tan sola.

Pero se dió cuenta de que, quizás, prefería así aquel horrible verano.

Las Cosas Que Vi Para CallarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora