Sueños

Yoongi Y La Magia

Desde que mi padre había muerto por un problema en el corazón yo me había vuelto responsable de la empresa de dulces junto con el protegido de mi padre, Yoongi, el me ayudaba con las etiquetas y diseños de los dulces, mientras que me encargaba de la venta y producción de estos.

El día en que le rescatamos de las calles aún está presente en mi memoria, esa tarde había salido con padre a ver una de las tiendas que tenemos en el centro de la ciudad, dando vuelta a la tienda y pasando por una esquina vi a un chico dentro del callejón, de cabellos negros cual carbón, piel blanca como la luna, y ojos de un rojo profundo como las rosas, detuve a mi padre y me acerque a él, le di uno de mis dulces de leche y le dedique una sonrisa, mi padre se acerco también y le preguntó su nombre, Yoongi había respondido, padre le preguntó por su familia a lo que Yoongi bajo la mirada, tal vez apenado o triste, padre suspiro y le puso en un hechizo de sueño, lo llevamos a casa y algunas empleadas le dieron un baño, le pedí a padre que nos lo quedáramos, el decía que solo pensaba llevarlo donde un orfanato a lo que le negué y le dije que podría ser su protegido, enseñarle sobre la empresa y que me ayudara una vez tomará el mando, quedo pensativo y dijo que fuera a ver como estaba el chico mientras el lo pensaba.

Cuando cenamos el dio su veredicto y decidió que Yoongi se quedaría en casa, recuerdo su cara de asombro y las lágrimas que derramó mientras agradecía a padre y a mi, padre negó y dijo que todo fue idea mía, el me agradeció y yo no pude evitarlo, me levante y le abrace, el se quedo tieso como tabla y cuando me aleje estaba sonrojado, me pareció muy tierno, esa fue una de las tantas cosas que me empezaron a gustar de él.

Con el pasar de los años el empezó a mejorar, tanto en magia como etiqueta y su labia, padre le enseñaba todo tipo de materias y trucos que podría usar, empezamos a ser cercanos, yo le cuidaba como una hermana mayor aunque el fuese tres años más grande, ambos fuimos educados en casa por nuestro padre y uno que otro maestro particular, pasábamos tiempo juntos entrenando y estudiando, de vez en cuando hacía algunas  travesuras y lo incluía a pesar de que el tratará de que no las hiciera terminaba incluido, fueron buenos tiempos hasta que padre nos metió en la universidad, Yoongi claramente entró antes y con el pasar de los meses empezó a tomar madurez y seriedad, ya no jugábamos como antes, se encerraba en su habitación estudiando o trabajando con mi padre, cuando entré a la universidad me sentí intimidada, aunque no fueran muchas personas las que estudiarán no estaba acostumbrada y sentía miedo de todos, Yoongi y yo desayunabamos juntos el me contaba de sus clases y sus amigos, le escuchaba atentamente y feliz de que conociera a más personas, me presento a sus amigos, en un principio me escondí detrás de él pero poco a poco empecé a charlar con ellos, me agradaron, eran muy diferentes a lo que estaba acostumbrada siendo tan reboltosos y divertidos, Yoongi estaba preocupado conmigo por no hacer amistades en el salón, yo siempre le quitaba importancia.

No fue sino hasta que un chico empezó a hablarme aunque yo tratara de evitarle, un día estaba en los casilleros y ese chico me llevó a un aula vacía donde se me declaró, yo estaba apenada y le dije que no podríamos estar juntos, que lo sentía, cuando traté de salir del aula el cerro la puerta y me atrapó contra la pared, aun recuerdo el miedo que sentí cuando sus manos tomaron mis hombros, empecé a sacudirme, tratando de quitarmelo de encima, pero no lograba nada, cerré mis ojos asustada, temblando, y sentí como la temperatura había bajado rápidamente, abrí mis ojos y vi como una sombra oscura tenía sujetado al chico por el cuello contra la pared, entonces le pedí que lo soltara y vi sus ojos, rojos como el fuego, destellando furia pura, Yoongi lo soltó y me tomo del brazo para llevarme fuera del aula, aun estaba temblando y asustada, el nos transportó a casa, específicamente a mi habitación, me cubrió con varias mantas y me abrazó, fue entonces que empecé a llorar como una niña, mientras el trataba de calmarme.