Kushina bosteza mientras sale de su habitación, Minato todavía en la ducha. "Ah, mañana Kyuubi!"
"Mañana." Kyuubi responde con un gran bostezo mientras su lengua se lame en el techo de su paleta. "Urgh, mi espalda ..."
"¿El sofá no es cómodo?" Kushina pregunta con simpatía. "Tal vez puedas pedir otra habitación".
"Oh, lo hice, pero la solicitud fue denegada". Kyuubi gruñe. "Probablemente no creas que un animal necesita una habitación. Un hombre sin duda ... pero yo también soy demasiado torpe".
Kushina se ríe de la respuesta, sacando cacerolas e ingredientes para el desayuno. El resto del tiempo es silencioso, excepto los sonidos del metal que tintinea contra el metal y el zumbido silencioso de Kushina. En medio de los huevos, Kushina deja de tararear.
"¿Kyuubi?" Ella pregunta dócilmente, y solo el hecho de que él se asocie dócilmente con Kushina hizo que Kyuubi le prestara toda su atención.
"¿Qué es Kushina?" Kyuubi observa cómo Kushina vacila en susurros por un momento, antes de detenerse por completo y mirarlo.
"¿Puedo llamarte por tu nombre? ¿Puedo llamarte Kurama?" La pregunta, aunque aparentemente de la nada, no sorprendió a Kyuubi. Después de todo, él la había invitado a hacer la pregunta.
Y así, la respuesta con la que se fue tampoco le sorprendió. "Sí." Observa a Kushina parpadear en silencio por unos momentos, como si aún no se hubiera hundido. Cuando lo hace, su rostro se ilumina, sus mejillas se enrojecen y ella le sonríe brillantemente. "Kurama ..." ella murmura para sí misma, con una sonrisa lastimando sus mejillas Y así se convirtió de nuevo en Kurama.
Sin otra palabra, ella vuelve a preparar el desayuno, y Kurama solo la mira de vez en cuando. Cuando la puerta se abre de nuevo, Kurama observa a Minato salir, frotándose el hombro derecho. Él sonríe y saluda a Kurama, quien lo saluda de regreso. El hombre rubio se detiene justo fuera de la vista de la puerta de la cocina y escucha el zumbido jubiloso de su amante.
"¿Ella te preguntó?" Minato pregunta, pero ya había un brillo de complicidad en sus ojos. Kurama solo asiente. "Entonces, Kyuubi-san ... ¿podrías por favor permitir que te llame por tu nombre también?" Minato pregunta cortésmente, pero hay una mirada de esperanza inocente, casi infantil en sus ojos.
Kurama resopla, pero está de acuerdo. "No veo ninguna razón por qué no Minato".
La sonrisa de respuesta es tan brillante como la de Kushina. Finalmente, los otros se despiertan y desayunan, Kurama prefiere esperar en la sala de estar. Cuando todos hayan terminado con su desayuno, también se mudarán allí.
"Así que desde que Kakashi fue el último, ¡yo soy el que debe leer hoy!" Rin llora feliz, como si hubiera ganado una gran victoria. Minato se ríe y le lanza el libro, y Rin lo atrapa con manos ansiosas.
Katsu bosteza, arqueando la espalda mientras estira la columna vertebral y los brazos mientras camina. La jornada laboral había sido larga, pero siempre tan agitada. Koizumi-san había sufrido un pequeño hechizo de vértigo que la hizo caer sobre la parte posterior de las rodillas de la cocinera, lo que lo llevó a derrocarla y derribó a otras dos camareras muy rápidamente. Todavía sentía los moretones, pero al menos los clientes se echaron a reír, los idiotas. Ellos eran lo suficientemente rápidos para ayudarlos a todos, supuso. . .
"Es posible que Koizumi-san tenga que retirarse pronto. No debería seguir trabajando si sufre dolencias durante el día laboral". Tsunade murmura.
"Creo que para una mujer como Koizumi-san, el retiro viene con la muerte". Rin adivina. "El día en que deja de trabajar es el día que la tiran al suelo".
