••• 08 •••

3.2K 432 48
                                    

“Ella nunca ha salido con nadie y si lo hace es con mujeres con las que se ha acostado. Creo que jamás saldría con una chica virgen, no es su estilo, sus experiencias con esa clase de mujeres han sido malas.”

Desde el primer día en que entré a ese buffet y la ví, no he dejado de pensar en ella, en su belleza, su altura y perfecta línea corporal, en su cabello, su sonrisa y en su voz cada vez que venía a tomarme la orden. Esa chica era perfecta en todos los aspectos o en casi todos. En varios de mis intentos por querer saber más de ella normalmente recibía las mismas respuestas, que solo le interesaba el sexo y que no era una muy buena persona, pero había algo en su sonrisa que me decía lo contrario.

— Deberías rendirte Jiwoo —me decía JooE con ojos de preocupación—. Nadie puede decir nada bueno de ella, no hace nada además de trabajar y acostarse con casi cualquier chica.

— No creo, yo sé que hay algo más, todos tienen un lado bueno, ella no puede ser la excepción.

Mi cabeza quería una razón para pensar que había una oportunidad de hacerla cambiar y no creer que solo es lo que todos dicen; pero mi corazón no lo necesita, en mi interior sabía que había algo más y que es mucho más de lo que todos pueden pensar.

Comencé a salir a fiestas e intentar encontrarme con ella, como era de esperarse Yves estaba en la mayoría. Creo que nunca me notaba, siempre estaba alejada del resto y tomaba muy poco, a diferencia de ella que siempre se la veía borracha. En la última fiesta a la que había ido se la notaba distinta, un poco triste al parecer, yo sentía que nadie lo notaba ya que la trataban de igual manera. Solo se dedicó a beber, bebió mucho más de lo normal; quería ayudarla de alguna manera pero no podía moverme, quedé paralizada y lo único que hice fue irme a otra habitación.

Estaba sola en un cuarto casi a oscuras, escuchaba a las personas riéndose a pesar de que la música estaba con el volumen alto. Vi que alguien entraba y en seguida la pude reconocer, me abrazó por sorpresa cayéndonos al suelo, sentía su mirada y sus brazos rodeando mi cintura, empezó a besarme el cuello acercándose de apoco a mis labios. Estaba completamente nerviosa, tanto que no podía moverme. Ella me gustaba pero no estaba lista aún para tener relaciones con nadie. No sé si lo había notado o no pero de repente se detuvo, me abrazó más fuerte aún y con una sonrisa.

— No sé quién eres pero hueles bien —susurro cerca de mi oído con una pequeña sonrisa, se estaba quedando dormida e instintivamente le di un beso en su frente.

Luego de esa noche no volví a ir a su trabajo por varios meses, tenía vergüenza a pesar de que no había pasado nada, creía que se acordaría de mi o tendría un recuerdo falso de aquella noche. Cuando regresé ella no me recordaba, había un sentimiento de nunca habernos visto y quise aprovechar para una nueva oportunidad.

Después de mucho tiempo volví a salir a una fiesta, me encontré con ella y por primera vez logré charlar sobre algo que no sean mis pedidos, a la mañana siguiente me encontraba en su cama con ella mirándome a los ojos. Comenzamos a encontrarnos más seguido, ella me acompañaba a mi casa e incluso hablábamos por teléfono. Cada día encontraba un lado distinto de ella, una parte que casi nadie conocía, era demasiado amable y al mismo tiempo fría, le gustaba hacerme bromas, siempre se burlaba de que nunca había besado a nadie, pero lo que más le gustaba era mi aroma.

Una tarde antes de llegar a mi casa ella se detuvo, se la veía nerviosa y yo no quería mostrar que tenía miedo, por alguna razón mi cabeza pensaba que ya no quería verme más o algo por el estilo, no quería que eso ocurriera por lo que al momento en que ella dijo mi nombre me abalancé sobre ella abrazándola por el cuello, ella me devolvió el abrazo por mi cintura y quise darle un beso en su mejilla pero ella movió su cabeza y terminé dándole un beso en los labios.

— ¿Quieres ir a cenar conmigo? —preguntó Yves una vez nos separamos.

— Sí —le respondí con una pequeña y tímida sonrisa, ella siguió abrazándome y se sentía como el abrazo más cálido que había tenido.

Virgen y mía || YChuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora