Mi corazón no dejaba de palpitar tras la respuesta de Jiwoo, iríamos a cenar al día siguiente y ya me encontraba nerviosa, ¿acaso será ella la persona indicada para mí? hasta el momento solo he pensado en ella e incluso he llegado a imaginar una relación muy linda junto a ella, tan solo esperaba que mis instintos carnales se calmaran por completo.
El día de nuestra cita estuve 2 horas pensando en como vestirme y que hacer durante la cena, me preocupaba no tener tema de conversación, temía a que me preguntara sobre mi pasado, no quería arruinar lo poco que había conseguido. Terminé de vestirme y le escribí a Jiwoo diciéndole que pasaría por su casa en media hora. A pocos pasos de su casa mi corazón comenzó a latir de una manera que nunca lo había sentido, pareciera que podía salir de mi pecho; toque el timbre y al poco tiempo ella salió con una blusa color durazno, una falda tableada y unas botas, su rostro perfectamente maquillado y su cabello que parecía seda me dejó sin palabras, era la chica más hermosa que había visto en toda mi vida.
— Te ves muy bien Yves —dijo Jiwoo rompiendo mi silencio. Sentí sus palabras como un halago exagerado, sentía que no combinabamos, Ella con su blusa y falda, y yo con un jean, medias de red y top.
— Gracias Jiwoo, tú te ves hermosa —le devolví el halago a pesar de que mis labios temblaban.
Fuimos al restaurante. No era el mejor de todos pero era lo suficientemente elegante para ir a una cita. Los primeros minutos se sentían muy incómodos, yo no dejaba de verla y ella no dejaba de sonrojarse. Poco a poco fuimos rompiendo el hielo, ella supo, a medias, por que vivía sola con mi hermana y ahora con nuestra inquilina. Nunca me había dado cuenta que ella venía a mi trabajo desde hace 2 años, era raro, comencé a recordar su rostro hace tan solo unos meses y ella me recordaba desde hace mucho más.
Después de la cena nos quedamos caminando por la ciudad, fuimos a una heladería y seguimos comiendo, estuvimos dando vueltas por las calles por unas horas sin darnos cuenta que ya era demasiado tarde para que Jiwoo volviera a su casa, además la zona por la que vivía era un poco peligrosa de noche, le ofrecí dormir en mi casa si no se sentía incómoda y ella aceptó con un poco de vergüenza.
Ya en mi casa nos acostamos en mi cama, nos quedamos en silencio, se sentían los nervios de ambas y nuestras miradas de reojo, en una de las mías noté su falda que estaba un poco levantada, rápidamente levanté mi mirada y la fui bajando hasta encontrarme con sus ojos que me habían estado viendo. Nos acomodamos frente a frente, su cabello se puso frente a su rostro molestándola, con mi mano acomodé sus mechones por detrás de su oreja y la dejé apoyada sobre su nuca y cuello, nos quedamos mirando mientras poco a poco nos acercábamos hasta terminar en un beso.
Nuestro beso cada segundo se volvía más intenso, nuestras respiraciones se entrecortaban. Fui bajando mi mano hasta colocarla sobre su muslo y hacer que nuestras piernas se cruzaran, poco a poco pasaba mi mano por debajo de su falda mientras le besaba su cuello. Jiwoo tomo mi rostro para seguir besándome y se fue moviendo hasta quedar sobre mi pelvis, mientras me besaba abrí mis ojos para verla y tuve miedo. Pensaba si esto era lo que quería realmente o tan solo era provocado por mis hábitos al conocer a alguien, me sentía confundida, no sabía qué hacer y mi mente comenzó a recordar todo mi pasado, todo lo que había sufrido y todo lo malo que hice. Me asusté y en medio del beso abracé a Jiwoo bajándola de encima mío para comenzar a llorar.
— ¿Por qué me quieres? Soy una mierda de persona. Deberías de querer a alguien mejor que yo —le dije en medio de lágrimas y mucha ira que tenía sobre mi misma.
— Porque te amo.
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Virgen y mía || YChuu
Historia CortaDonde en las noches de ebriedad todos quieren probar de ti y yo solo quiero que te quedes conmigo.