Recuerdos

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~¡¡Hermano porfavor ayudame!!~. El chico tirado en el piso me miraba implorando ayuda, se notaba que algo horrible sucedió, pues entre  los moretones y la sangre casi no dejaban ver su rostro. Yo corri hacia el en su ayuda pero parecia que entre mas corria mas me alejaba y en un instante todo se nublo para mi y desperté de aquella pesadilla la cual me atormentada.

-Me incorpore y me sitúe en el borde de la cama, sudaba a cántaros y mis lágrimas brotaban descontroladamente. Recogí mi ropa interior y me fui al balcón del cuarto de hotel en el que me encontraba. Saqué un cigarrillo lo encendí y me dispuse a disfrutar de su nicotina. Poco a poco las lágrimas y el llanto continuaron emergiendo de mi, como si de un niño se tratara. ~Espero algun dia me perdones hermano~ mi voz sonaba tan quebrada que parecía un gruñido. Limpie mi rostro y me di una ducha, ese recuerdo me dolio, pues nunca me perdonaría lo sucedido.

-Al dia siguiente abandone aquél hotel, pues solo estuve una noche allí por una clienta quién requirió mis servicios, segun Natacha era: Una mujer adinerada quién vivía llena de placeres, aunque también era infeliz pues su esposo normalmente visitaba burdeles muy caros, y constantemente la golpeaba.~¡vaya! Parece ser que el dinero compra un buen matrimonio en estos tiempos~ le exclame a Natacha con algo de sorna y esta me fulmino con la mirada.

-Al salir de aquél hotel tome un taxi, como de costumbre. Pero esta ves tome un rumbo diferente. ~Al cementerio porfavor~. El conductor asintió y se puso en marcha a aquél lugar.

-Al llegar este se detuvo, pague y me dirigía a un punto en especifico. Hace mucho no visitaba aquél tétrico y solitario lugar, pues aún no superaba la pérdida de aquél familiar.  Limpie un poco la maleza, y me senté justo al lado de esa lápida.  Mis ojos se llenaron de lágrimas y sin evitarlo emergieron de mi. Así pase un largo rato en silencio hasta  que mi teléfono emitió un sonido y me arrastró de nuevo a la realidad.  Me dispuse a leerlo y este decia:》Hola querido Roxas,hiciste un buen trabajo anoche, la clienta dejo una gran propina para ti. Bueno si sale algo te avisare bye《.
Me limpie y abandone la lápida no sin antes dejar un cigarrillo encendido en ella.

-Al llegar a la pizzería mi jefe solicitó mi presencia en la oficina. Este hombre tenia mucho dinero, pues tenia varias sucursales en todo el país y en el extranjero. Cuando entré en ella, el estaba sentado contando dinero, pues Era dia de pago y me tocaba mi semana. ~ Aver hijo, esta es tu parte ~ Me dio una cantidad algo elevada a lo que acostumbraba, lo cual me parecio extraño pues èl no era de dar. ~Te preguntarás por que te pagó esto, pues verás. Estas trabajando demasiado bien y las ventas van perfectamente. HAy personas que felicitan la pizzería y ese mérito no es mio, por ello esa es tu parte.~ Me dedico una sonrisa y yo bajé mi cara, pues no queria que viera que estuve llorando. ~Gracias jefe~. Fueron mis unicas palabras y me retiré con educación.

-Al salir de la oficina, fui al baño  lave mi cara y cambié mi ropa por mi uniforme. Sali del baño y me encontré a la hija de mi jefe, una chica rubia de ojos azules y contextura delgada. Está demás decir que la odiaba, pues lo único que hacía era molestar a los empleados y humillarnos, ya que nadie podia decirle nada pues eso equivaldría al despido inmediato.

-Me dirigía a la cocina y allí comenze con mi rutina diaria. Lástima que ese dia no seria nada tranquilo en aquél lugar.  Casi me senti comodo en aquel sitio, casi estuve tentado a abandonar mi otra vida y dedicarme a esta: mas simple y menos dañina.

-Pasaron las horas lentamente en aquél sitio, nunca antes estuvo tan pesado el dia. Vinieron demasiados clientes y mi trabajo estaba a tope. Entré todo el ruido mis compañeros de trabajo y yo logramos escuchar una discusión subida de tono en la oficina principal. Todos estábamos atónitos, pues nunca antes escuchamos aquél tipo de peleas aparentemente fue algo sobre una infidelidad, comentaban mis compañeros. 

-Así pasarían 2 horas hasta que la puerta de la oficina se abrio y cerro con fuerza. Al mirar observamos la figura de una mujer que salio disparada, y  se posó en el lado de afuera de la cocina, podías escuchar como aquella mujer daba ordenes a todos. Parecía furiosa, y nosotros éramos las víctimas perfectas para descargar su ira. Me concentre en mis cosas sin dar importancia a los gritos de afuera.

- Escuche la puerta de la cocina y pude notar el silencio asesino que dejaron mis compañeros. ~¡¡¡Esta cocina da Ascó!!!~. Escuche su voz diciéndole a mis compañeros. ~Tienen 5 minutos para limpiar todo, o serán despedidos~. Sus gritos me parecieron molestos, pero me Centre en mi trabajo. Al parecer a aquella mujer no le gustó mucho ser ignorada pues se acercó a mi y toco mi hombro para voltearme y quizás insultarme. Pero vaya sorpresa nos llevamos ambos.

-Sus ojos azules se abrieron tanto que pensaba que se saldrian de sus órbitas. ~RO..ROXAS, Tr..trabajas aquí~. Su vos dejó de sonar tediosa y chillona para parecer una niña aprendiendo a hablar.

-Mi cara también palidecio al ver  aquella mujer, fue la misma dama con la que me acosté la noche anterior. ~ Si trabajo aqui hace un tiempo, desea algo "Jefa"~. No pude evitar sonreír de manera maliciosa, pues ella no emitía ningún ruido. Además el ambiente casi se palpaba con la mano, mis compañeros se verían unos a otros sin entender que sucedió, pues aquella mujer dejo de ser una fiera imparable, y se volvió una linda gatita en cuestión de segundos. 

-~¿Necesita algo de mi?~ reformule mi pregunta y ella bajo su cara y se retiró de la cocina abandonando toda la pizzería, dejando mas preguntas en la mente de mis compañeros. Y yo volvi a mi trabajo  ignorando todo lo sucedido.

-Pasaron las horas y terminé mi jornada. Me dirigía a mi casa y al llegar abrí la puerta y me resivio mi pequeño gato. Lo adopte de la callé, estaba completamente herido pués al parecer alguien lo maltrato y lo desecho como si fuera basura. El era mi única compañía en mucho tiempo, aunque aveces desaparecía por dias, siempre estaba atentó a mi y yo a el. Me dispuse a alimentarlo y a preparar mi comida, me di un respiro y me sente en mi cama. Revisé mi teléfono pues llegó un mensaje:》¡¡Roxas! ! Cariño te tengo un trabajo, y esta ves la clienta pago 4 veces tu precio《. Mi cara se tornó en una mueca pues Natacha era muy bromista. Me di mi ducha y seleccione mi ropa, cene y revise mi cuenta de banco en la computadora, acaricie mi gato y me despedí de el.

-Al llegar a la casa de Natacha vi como un auto salia de allí, abandonando a mi socia y dejándola casi en trance y triste. Era raro verla de esa forma. Pues era alguien demasiado fuerte, y a mi parecer no tenía debilidad alguna, hasta llegue a pensar que no tenía sentimientos. Al verme su cara demostraba tristeza y dolor.

- ~Bueno Roxas aqui esta tu clienta espero le cumplas sus deseos~. Al entrar a la sala, mi cara casi se cae y mis ojos se salen de sus órbitas al ver que se trataba de la esposa de mi jefe y qué ella estaba sentada en el mueble en compañía de otra mujer.

Recuerdos De Un MujeriegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora