LA YACUMAMA

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LA YACUMAMA

Ya llegando la temporada del aguaje, los aguajeros salen en su canoa, en busca de esta preciada fruta. Salen a muy tempranas horas del día, a fin de recolectar la mayor cantidad posible, ya que su precio en el mercado de la ciudad de Pucallpa es muy elevado. Y entrar a los aguajales significa enfrentarse a una serie de peligros, por la gran cantidad de reptiles que ahí habitan; sin embargo, por la costumbre de acudir siempre a estos lugares, ellos no lo sienten de esta manera.

Cierto día, muytemprano, los hermanos Cenepo, pusieron en una canoa grande sus machetes, sogasy costales y cruzaron el Cashibocoha para recolectar la fruta. Dos horas en elinmenso aguajal, el menor de ellos,Armando, con la habilidad que lo caracterizaba, a pesar de ser gordito, trepabalos troncos de aguaje como si fuera un mono, con tan solo la ayuda de dos sogasque rodeaban la palmera. Desde arriba, en movimientos casi acrobáticos, cortabacon su machete filudo los racimos de aguaje que al caer se estrellaban en elagua oscura, para luego ser recogidos por su hermano mayor Óscar. Con canoacargada hasta la mitad, se dispusieron a comer el riquísimo fiambre comoalmuerzo, preparado por sus respectivas esposas. Uno hacía alarde ante el otrode lo que su mujer le había preparado, presumiendo el tamaño de la carne,mientras que el otro hacía lo mismo.- Oye Óscar tu mujer te dará presagrande; pero mi mujer cocina más rico. - Pero que hablas de cocinar rico sitoda la vida te da carne ahumada, además estás comiendo carne ahumada confariña ranciada, y de qué sabor puedes hablar.- Eso será solo la entradita. Mi mujerme ha mandado mi buen tucunaré ahumado con su ensaladita de cebollita, sucoconita picadita y su ají pucunucho – pinchitode mono, y nada que decir de mi tazón de chapo... Eso sí es comida pues.Moviendo la cabeza,Óscar cruzaba sus brazos, mirándolo fijamente, y como ordenándole le dijo.- O sea que te crees bacán con tucomida, pedazo de panzón. Pues ahora me vas a tener que invitar de todo unpoco. Entre tanta comida,chapo, masato y risas, los hermanos Cenepo, sentados en su canoa, decidierondescansar por un rato. Amarraron su canoa a una rama, y tapándose la cara consu gorra, Armando se quedó dormido. Óscar solo cerró los ojos, manteniéndose despierto.Luego de un buen rato de total silencio escuchó un ruido como si fuera undisparo de escopeta, que hizo que ambos se quedaran quietos. Una oleada trasotra movía la canoa, como si un yate estuviese pasando delante de ellos. Eraextraño, no veían nada, estaban totalmente solos en el gran aguajal de aguasnegras, hasta que escucharon una grupo de monos que desesperadamente huíangritando. De pronto, otro disparo tumbó a un mono de gran tamaño al agua. Otravez las oleadas. Sigilosamente, los hermanos Cenepo se escondieron de tras dela rama de guayabilla donde estaba amarrada la canoa, y desde ahí queríanaveriguar qué es lo que pasaba. Armando, asustado por lo que veía, quisogritar, pero Óscar le tapó la boca, diciéndole en voz bajita: 

-

- ¡Cállate hermano!, si esa Yacumama nos escucha, aquí nos come.

- ¿Pero has visto cómo ha baleado a ese mono, usando su boca?. - Contestó Armando, tartamudeando.

Los monos gritaban tan fuerte, emprendiendo la huida por las ramas, y por el ruido la gran fiera no escuchó a los hermanos Cenepo. El temor en ambos era notorio. Pero no era para menos: tenían a pocos metros a una gran serpiente de lomo negro brillante, con manchas verdes y amarillas, de aproximadamente cincuenta metros de largo, la cabeza grande como el pecho de un yate, y bigotes como un bagre que se movían en diferentes direcciones. Entre susurros, Óscar le dijo a su hermano.

- Armandito, ¡ñaño!, aquí todo es agua, no tenemos por donde escapar de esta yacumama, ¡si vamos a morir, que sea orando!

Así que los dos hermanos se arrodillaron en su canoa. Uno frente al otro y cerraron sus ojos. Tras persignarse y rezar un padre nuestro, oraron al Señor de todo corazón, mientras sentían las oleadas golpear con más fuerza su canoa. Ni aun así se movieron. Luego sintieron un olor fuerte a sangre o algo por el estilo. El temor era tanto que los hermanos se tomaron de la mano y continuaron orando. Llegaron a sentir la respiración de la bestia muy cerca de ellos, y su olor a pescado podrido, como si ese fuera su aliento. Se imaginaron ya en las entrañas del animal, La yacumama solo los miró, volteó la cabeza y continuó su camino. Lentamente abrieron sus ojos los asustados hermanos, y abrazándose mutuamente, lloraron, mientras miraban avanzando sobre el agua el grueso cuerpo de la descomunal serpiente.

A remo ligero, los aguajeros llegaron a sus casas donde les esperaban sus hijos y esposas. Ni bien tocaron la orilla, raudamente bajaron de la embarcación, abrazaron a sus familias, y entre lágrimas les contaron lo sucedido, sintiendo que Dios les estaba dando una nueva oportunidad en la vida, y que deberían ser diferentes.       

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⏰ Last updated: Dec 20, 2018 ⏰

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