_¡OS!_

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–Oye JiMin, ¿Quieres que juguemos al cieguito? –JungKook trató inútilmente hacer una expresión seductora– vos sos un libro en Braille y yo te leo las perforaciones.

Así eran los días de Park JiMin. Llegaba a la escuela, se juntaba con JungKook y tenía que resistir su... ¿rara?, forma de ser.

Desde decirle piropos, hasta enojarse con él por cosas sin importancia, Jeon era complicado y JiMin era el único capaz que aguantarlo en todos sus arranques de locura. Los demás lo veían como un sacrificio, pero Park tenía suficiente pruebas como para decir lo contrario. No es que fuera a mostrarlas, obviamente, esos eran sus recuerdos preciados.

Así que nadie molestaba a Park por lo que JungKook le decía o hacía, estaban acostumbrados a las locuras que soltaba siempre. Pero eso no significaba que él lo hiciera por completo, todavía le daba vergüenza. ¿Qué por qué? Pues solamente a Jeon JungKook se le ocurría decir esas cosas en medio de la clase de gimnasia...con el profesor adelante en medio de una explicación.

El hombre carraspeó incómodo, pero siguió con la clase ignorando al castaño. JungKook tampoco se inmutó por la expresión de su profesor, solo se encogió de hombros y sonrió tiernamente. Y si, JiMin admitía que eso bajaba un poco su enojo, ¿quién podía resistirse a esa sonrisa?

A veces no podía creer como era Jeon, cuando creía que no podía ir más lejos se estaba engañando a sí mismo. JungKook no tenía límites, menos cuando se trataba de él.

A veces no podía creer como era Jeon, cuando pensaba que no podía ir más lejos, solo se estaba engañando, y mucho. Ya debería saber que no tenía límites, especialmente si se trataba de él.

Desde que lo había visto a principio de año y le había gritado que tenía un culo impresionante.

Si, desde ese día.

–JungKookie –dijo con un sonrojo, el cual no era falso, porque eso si le había avergonzado– no digas esas cosas, bobo.

–Pero si estoy diciendo la verdad –JungKook sonrió acercándose y demostrando lo bajo que se veía a comparación de el, después se inclinó para susurrarle– y es tú culpa, estás como el pan recién salido del horno, calentito y bien rico.

JiMin se alejó levemente y lo golpeó en el hombro. Su amigo reía de su reacción y se burlaba de su rostro colorado.

–¡Ya basta! –seguido de eso, JiMin se alejó echando humo por las orejas. No podía estar mucho tiempo enojado con el castaño, no de verdad, pero siempre podía hacer que le rogara perdón. Esa era la mejor parte.

Mientras tanto, JungKook no se resistió y bajó la mirada al trasero de JiMin. Con el pensamiento de que pronto llegaría el día en él podría probar su firmeza y suavidad.

•••


Al día siguiente, su preceptora les informó que iban a poder realizar un viaje, en cuanto terminaran con todas sus evaluaciones. Había sido un año estresante, lleno de proyectos y trabajos, lo merecían sin dudas. JiMin alzó los brazos y gritó de alegría. Incluso JungKook resistió sus impulsos de decir algo fuera de lugar.

Como siempre, estaban sentados juntos. Jeon le había hecho prometer que siempre que ambos vinieran a la escuela se pondrían juntos, y JiMin aceptó emocionado. JungKook le hacía cariñitos cuando estaban juntos, incluso le agarraba la mano y entrelazaba sus dedos.

también sacaba a flote su lado pervertido, intentando meter su mano debajo de la ropa de JiMin o tocaba sus muslos, cosa que termina con un rubio irritable y enojado.

Respecto al viaje, ambos hablaban sobre que quedaba esperar a que dieran una fecha y ver quién sería el compañero de cada uno.

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¡Pervertido! |OS| кσσкм¡หDonde viven las historias. Descúbrelo ahora