Cuentos para Gaby

Cuatro

Hoy había hielo. No tengo gorro, así que el viento levanta mi pelo despeinado.
Estoy tarde, mi mama se quedó dormida y me despertó tarde.
Corro, por lo menos intento, hasta que siento que pierdo control sobre mis piernas y caigo de cara. Sinceramente, podría ser peor. Me paro y finjo que nada ha pasado. Miro alrededor y no hay nadie. Podría ser peor, ahora tengo una historia que contar.
Me preguntan algo en biología, tengo miedo y me olvido todo. La profesora se molesta y me grita. Esta bien, podría ser peor. Tengo un examen de física en el que saco un tres, podría ser peor. Después de todo, no estudié para nada.
En castellano hablan sobre un libro que no he leído, y todo estuvo bien. No solo pudo ser peor, hasta disfruté de la clase y me gustó trabajar con mi compañera.
Hablé con mi mamá, le conté mis problemas y lloró conmigo. Me hicieron pasar vergüenza en clase, tuve malas notas en el colegio y estoy bien. La paz que tengo no la consigo por lo qué pasa cada día, sino como decido que me afecte. Y aunque algunos días estoy triste sin razón, y siento que no soy capaz de hacer nada, eso está bien. Somos humanos y no somos perfectos, mis sentimientos me nublan, me hacen ser irracional y una estúpida y está bien. Estoy en paz con el hecho que hago errores y no importa cuanto quisiera no soy un alíen que no tiene emociones y es perfectamente racional todo el tiempo.

Quiero que sepas que como una enfermedad se cura, un mal día pasa. Hasta pueden ser malos meses, con tal de que cuando pasen tengas fuerzas para seguir sonriendo al mundo.
Decidir ser feliz en un mundo imperfecto, lleno de injusticias.
Es una lucha cada día, y no siempre tienes que ganar. Porque a veces tus amigos pueden luchar algunas batallas por ti.

Así que Gaby, cuando ya no tengas fuerzas para luchar, solo llámame para que pelee contra los demonios hasta que te hayas recuperado y podamos juntas enfrentar este hermoso mundo atroz.

Te quiero y extraño,
Inu