El rompimiento de la joya

128 10 5
                                    

Había descubierto a una persona caracterizada completamente igual a ella: mismo rostro, mismo vestido. Así que para comprobar su teoría de quien era Kid y tenía el descaro de utilizar su persona para escapar del robo tenía que tirar de esa máscara.

—¿Kaito? —Fue muy grande la sorpresa que se llevó al descubrir a su amigo desde la infancia detrás de ese maquillaje—. No es la primera vez que te disfrazas de mí, ¿verdad? —exclamó enojada Aoko mientras tiraba al suelo la peluca que había arrancado con brusquedad de la cabeza de Kaito.

—No —respondió otra persona ajena a la pelea.

—¿Papá? —Estaba sorprendida de verlo ahí, pensó que solamente era una pelea entre ella y él.

—Lo ha hecho tanto de ti, como de mí —comentó con decepción el oficial de policía—. En una ocasión me mostró los disfraces de nosotros dos.

—¿Te aprovechaste de mi amistad? —Estaba al borde de las lágrimas. No podía reclamar si se había acercado a ella solamente por eso, ya que su amistad trascendía muchos años y las actividades ilícitas de Kid tenían pocos meses

—Sí —respondió con la verdad mientras bajaba la mirada al suelo y a la vez veía los movimientos del inspector—, sus personas fueron de gran ayuda para mis robos. Del inspector Nakamori para entrar y de ti para salir.

Se cubrió con una capa y se puso su conocido traje blanco.

—¿Las actividades de Kid son más importantes que nuestra amistad? —Ya no contenía las lágrimas, su cara tenía un par se ríos de ellas.

—No lo entenderías...

—Nunca lo sabremos, tú nunca te diste la oportunidad de contarme y ahora yo nunca te daré la oportunidad de hacerlo.

—Aoko —la nombró al momento que ella se daba la vuelta para salir corriendo del lugar—

. Inspector —volteo a verlo para encararlo y a la vez extendía sus muñecas.

—Lo que hiciste con nuestra amistad no tiene perdón Kaito. Suplantar nuestras personas en algunos lugares, imitarnos...

—Era fácil de hacerlo porque los conozco muy bien...

—Nosotros también creímos conocerte —dijo con claro tono de decepción—. Pero esto demuestra que no. Por respeto a nuestra amistad no te arrestare hoy y por respeto al termino de la nuestra amistad te pido que dejes estas actividades que solo nos harán daño a nosotros.

—Inspector...

—Ten buena vida Kuroba kun —se despidió para luego seguir los pasos de su hija

—Te odio —gritó mientras lanzaba con todas sus fuerzas el sombrero y la joya que tenía en su poder—. No es cierto, me odio. ¿Por qué tuvo que pasar eso hoy? Al fin tenía a Pandora en mi poder. Al fin, cuando podía volver a tener una vida normal a su lado, sucedió esto. Pero tienen razón es lo mínimo que puedo hacer por ellos.

Ninguno de los Nakamori supo más de Kaito Kuroba o Kaitou Kid. Uno se había mudado y hasta cambiado de escuela y el otro dejo de robar.

FIN

Al igual que una joya, la amistad puede romperseWhere stories live. Discover now