Como cada lunes, me levanté de la cama dispuesta a empezar un nuevo día en mi nueva ciudad, Madrid. Hace un mes que me había mudado desde Pamplona junto con mi novio Mikel y su amigo Álvaro, nos venimos aquí en busca de las oportunidades que allí donde nacimos y nos criamos no encontramos.
Ellos encontraron trabajo en una empresa donde se encargaban de realizar todo el márketing de las grandes multinacionales y yo simplemente me vine aquí con el único objetivo de trabajar en aquello que me había apasionado desde que tenía uso de razón, la música.
Desde pequeña había ido a clases de piano, guitarra y violín, y a medida que me hice mayor me di cuenta que me debía dedicar a esto, costara lo que costara. Mis padres me apoyaron desde siempre y el haberme ido de mi ciudad hasta la capital les preocupó lo mismo que les alegró. Ellos estaban felices de verme intentar luchar por lo que quiero porque por mucho que intentaron hacer que estudiara la carrera de audiovisuales desistieron en el momento en que vieron que yo no era feliz con eso.
- Mikel, acuérdate de pasar por la comida de Thor que queda ya muy poquito en la bolsa.- Le dije a mi novio antes de coger mi abrigo y mis llaves y acariciar por última vez en la mañana a mi perro que estaba sentado en su sillon.
-Claro Nat! En cuanto desayune bajo lo compro y lo saco a pasear.- Mikel se levantó del sofá dejando su móvil allí , para darme un beso en los labios y despedirme.
Hace un año que Mikel y yo habíamos comenzado a salir. Él era muy amigo del novio de mi mejor amiga Itziar y de tantas veces juntarnos al final surgió el amor o lo más parecido a eso. Teníamos muchas cosas en común, su manera de ver la vida, la forma en que luchaba por conseguir lo que siempre había querido o su amor diverso hacia las personas sin importar quien sea, fue la clave para engancharme de él. Si que es verdad que había estado con otros chicos y chicas a lo largo de toda mi adolescencia pero nunca había encajado tan bien con alguien. Era mi puto mejor amigo, mi brazo izquierdo y la persona que más confiaba en mi y mis posibilidades para triunfar con la música.
Gracias a Mikel estoy aquí en Madrid, trabajando en el bar de uno de sus amigos y cantando por las noches en el mismo cuando éste se vuelve pub de música en directo por las noches. No es el mejor de los trabajos porque ser camarera en un bar resultaba muchas veces pesado, pero bueno, por algo se empieza y el que me dieran la oportunidad de cantar todas las noches a piano o guitarra y voz fue lo más bonito que me hubiera podido pasar ese año.
-Buenos días Pablo, enseguida me quito todo esto y voy a ayudarte.-
-Naaat!!! Pero que carita me traes!! Que tal el finde?? Por lo que veo has estado de puta madre noo??.- Dijo mi jefe con una sonrisa picarona, lanzándome el trapo con el que estaba secando las mesas de la terraza.
- Cabron.- Le respondí mientras le devolvía de la misma forma el trapo.- La verdad que no hemos parado, Mikel y Álvaro no trabajaron y no hemos parado de hacer cosas.
- Claro, esos días se deben aprovechar.
Pablo se quedó terminado de acondicionar las mesas y yo me fui a ponerme el uniforme que debía llevar durante todo el día. La verdad es que me gustaba el uniforme porque éste consistía en un polo negro, mi color preferido, y un delantal del mismo color, así que para mi era perfecto, combinaban a la perfección con mis jeans rotos y mis vans negras.
Cuando empezaron a entrar los primeros clientes de la mañana, me dispuse a ir a atenderlos y en ese preciso momento Pablo me llamó:
- Nat, escucha! Esta noche van a venir mi novia y sus amigos a oírte cantar.
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La Verdad (Albalia)
RomanceApareciste en el momento menos oportuno, pusiste mi mundo patas arriba y yo no pude hacer nada. Tan magnética, atractiva y inteligente que ya nada ni nadie podía hacer que no me enganchara a ti.