Parte 2

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Al terminar mi mini concierto, bajé del escenario y volví a la mesa donde se encontraban todos. Estaban llorando literalmente y no dejaban de aplaudir y abrazarme.

- Joder prima!! Pero cómo es que cantas así y no te ha llamado Madonna para hacer una colaboración?- Me dijo Marta abrazándome tanto que no podía ni respirar.

-Lo has hecho genial Natalia! Tienes una voz impresionante!

- Muchas gracias Sabela, aunque como dije antes hoy tengo la voz mal!

- Yo no he parado de llorar en ninguna canción. De verdad que Pablo se quedó corto cuando habló de tu voz mágica.- En esta ocasión fue Julia la que me felicitó.

Todos estaban encantados conmigo y no pararon de repetirlo hasta la saciedad. Pablo nos puso más cervezas en la mesa y enchufó el aparato de música que encendíamos los fines de semana cuando las actuaciones en directo terminaban. Estábamos todos conversando alegremente hasta que Afri decidió levantarse para bailar.

- Vengaaaa, vamos a bailar va! Que una noche que salimos de casa la tenemos que aprovechar!!!

- Mañana hay algunos que tenemos clase eh guapa?.- respondió Carlos desde un lateral de la mesa. 

- ANDA EXAGERAOOO!!!! Por una noche que lo hacemos... Somos jóvenes Carlitos!!! Mañana será otro día!!!.- Dijo Julia cogiéndolo de la mano y sacándolo a la pista sin que éste pusiera demasiada resistencia.Por cómo bailaban estos dos y la forma que tenían de mirarse, supuse que algo entre ellos había aunque por el momento no me atreviera a preguntar y me reservara esta premonición para mi.

Habían pasado unos minutos y ya había más gente que se había agregado a bailar y perrear con la música que Pablo había puesto. Yo, sin embargo, me encontraba sentada en un taburet de la barra y con mi cerveza en la mano sólo podía reír ante el panorama que tenía delante. Julia y Carlos tonteando, Afri con Marta y Sabela restregándoles el culo, de broma, a Miki y Joan los cuales se descojonaron vivos. Pero de repente decidí girar la cabeza hacia el sitio donde antes estábamos todos sentados y me encontré con Alba que al notar mi mirada me la devolvió con una sonrisa inmensa. Yo no dudé, era ahora o nunca y sin pensar en consecuencias me levanté dispuesta a ir donde ella se encontraba.

- Hola!- Decidí dejar la cerveza encima de la mesa y sentarme a su lado.- Tu qué pasa, que no bailas?.- El tono que utilicé no dejó lugar a imaginación, la estaba intentando seducir y lo peor de todo es que tanto yo como ella éramos plenamente conscientes de ello.

- Hola!- me dijo ella sonriendo.- Pues la verdad es que no me apetece mucho. He estado todo el día en clase y estoy cansada.- Miró a sus amigos y acto seguido devolvió la vista a mi.- Además no me gusta el reggaetón, si alguno de los que está ahí bailando se parase un segundo a analizar la letra... Saldrían corriendo.

- Dios!! Completamente de acuerdo contigo.- Le respondí no pudiendo parar de reír.- A mi sólo me entran ganas de potar cuando escucho esas canciones... Y lo peor es que a día de hoy son las que más suenan, y es plan: LOOOOL.

Alba empezó a sonreír ante mi comentario y comenzamos a hablar de todo. Me dijo que le había encantado cómo había estado en el escenario, que le gustaba también el tipo de música que yo hacía y que ella también cantaba a veces a parte de estar todo el día haciendo  los trabajos de pintura que le encargaban en la universidad, ya que en Bellas Artes el 90% de las tareas tenían que ver con la pintura. Poco a poco, el alcohol empezó a hacer estragos en nosotras y ya empezábamos a cogernos la mano, a sonreír y callar después... hasta que en un momento determinado le dije:

- Oye Albi, que digo yo... Éstos no se van a enterar si nos vamos dentro al almacén y me enseñas cómo cantas!! Me encantaría escucharte...

-Uff!!.- Su cara era un poema, tenía una risa nerviosa que se acompañaba con un tic bastante llamativo en su nariz. Era tan mona y tan adorable que yo sólo podía admirar su cara en estos momentos.- No sé si voy a ser capaz, además que en comparación a ti tengo una voz horrible y tampoco se tocar ningún instrumento, lo mío es un hobbie .- Sin dejar que terminara me levanté, la cogí de la muñeca y me la llevé por dentro de la barra hasta el almacén. Pablo al verme con ella me miró con una cara extraña, pero yo antes de que pudiera decir o pensar alguna cosa, negué con la cabeza y le hice un gesto con la mano para que no se preocupase. Sabía que era amigo de Mikel y se preocupaba por él y nuestra relación. Por ahora no tenía que preocuparse, o al menos, no en ese momento.

La Verdad (Albalia)Where stories live. Discover now