Dawn

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Su suave respiración se mantenía, su cuerpo ya deteriorado por la edad se sentía pesado como el plomo, sus ojos apenas le permitían ver algo, al igual que sus viejos oídos que apenas le permitían escuchar lo que sucedía.

A su alrededor las personas andaban de un lado para otro, se veían notablemente apurados, otras personas ponían una mueca de dolor y tristeza.

Estaba muriendo, lo sabía, y aunque esa realidad ponía tristes a todos sus conocidos, no le perturbaba, de hechi se encontraba en una calma que no había sentido en mucho tiempo.

Alguna vez alguien comparó a la muerte con un dulce sueño, algo que nos iba a librar del infierno del mundo real.

Pero desde "ese día" se había mantenido esperando, mientras los días se volvían semanas, las semanas meses, los meses años y esos años una eternidad. Estaba feliz que a pesar de los tiempos difíciles había comprendido que eso era una "espera" por ello intentó ser feliz y hacer felices a los que le rodeaban, busco compartir su perspectiva con el mundo y llevar aún dentro de su corazón el amor por esa persona, por la persona que le daría un significado a sus atardeceres.

Cada pulsación estaba contada, sabía que estaban por terminar así que debía decir algo...no un "さようなら" ("adiós"), porque realmente nunca te despides de una persona, siempre se volverán a encontrar, asi que con su típica sonrisa, la sonrisa que había salvado a muchos dijo "またね" ("Nos vemos"). Dejando tras ello...un pitido incesante que indicaba que por fin su alma abandonó su cuerpo.

Todo pareció un sueño, un último respiro, un último parpadeo.

Al abrir sus ojos, no sentía dolor alguno, su manos no tenían piel colgando, su cara no tenia arrugas.

Sabía que todo ese tiempo había sido una "espera". El tiempo de espera se había acabado.

Había un amplio campo con el atardecer de fondo, el viento acariciaba con suavidad el pasto y frente a él, se encontraba la silueta de alguien, la espalda que siempre había deseado alcanzar, alguien con mechones dorados competian con el amarillo del sol.

Su espera había terminado.

-¡Ash!

El rubio se giro y esbozó una amplia sonrisa.

-Te habías tardado...Eiji. - respondió extendiendo su mano.

Todo este tiempo de espera continúa, se había roto. Sus piernas jóvenes corrieron con tanta rapidez como pudo, las lágrimas nublaban su vista pero él lo sabía. Al sentir el calor de su cuerpo, el nostálgico aroma de su piel y la sensación de ser sostenido, era él. No necesitaba verlo, sabía que era él.

-Perdona por acerte esperar...

-No, la espera valió la pena.

-Cada segundo.

Las manos que no lograron juntarse en vida, se unieron en la muerte, ambas voces clamaban el nombre del otro, sus cuerpos permanecieron unidos hasta que se asegurarán que no era un sueño.

Era el reencuentro del cuerpo, porque sus almas siempre...siempre estuvieron conectadas, tanto en la vida como más allá de ella, en cada atardecer ...por siempre y para siempre.

The WaitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora