Son dos semanas después que JiMin se encuentra caminando por los anchos pasillos de la empresa de su aún esposo. Sus pasos son decididos y el golpeteo constante de su corazón contra su pecho es un recuerdo de que, aún después de todo, sigue en pie.
Porque YoonGi no ha cambiado nada. Sus promesas siguen siendo tan vacías y sin sentido para JiMin que sinceramente ya no le sorprende si las cumple o no.
Y hace apenas tres días atrás fue su aniversario como matrimonio, y el pelinegro ni siquiera se había dignado en llegar a casa. Y JiMin quizá lloró hasta quedarse dormido, pero eso es algo que ni YoonGi ni nadie tendría porque saberlo.
El sobre de papeles siendo sujetado por sus manos temblorosas se siente pesado y totalmente ajeno. Todos en aquel lo lugar lo miran con extrañeza en sus ojos, como sino se tratara del dueño de la mitad de la empresa que por derecho le pertenece, y se siente confudido, y tan fuera de lugar que no está seguro si de verdad quiere hacerse cargo de su parte una vez sea dolorosamente libre.
Le resta importancia, concentrándose en solo aquello que real importancia tiene en ese momento.
Sus piernas comienzan a temblar cuando la puerta de la oficina de YoonGi aparece en su campo de visión. Esta justo en frente de ella, y le toma por lo menos tres respiraciones profundas el obtener valor de tocar con sus nudillos.
—Adelante.— escucha como YoonGi responde y sintiendo como el metal de la perilla de la puerta quema contra la piel de su palma, la gira y entra.
Y ahí está, detrás de su gran escritorio como todo hombre importante de negocios. La persona que fue y sigue siendo (por desgracia) el dueño de todos sus pensamientos y suspiros. JiMin se muerde fuerte el labio inferior cuando la mirada marrón de YoonGi se posa sobre él, extrañada y con el ceño fruncido mostrando confusión.
—JiMin, cariño, ¿Qué haces aquí?— pregunta, y el apodo quema y duele para el ojiavellana—¿A ocurrido algo?
JiMin puede escuchar la preocupación en la voz de su marido, y no puede creer que aún haya gente tan hipócrita como él. Se abstiene de rodar los ojos y con pasos decididos y evitando sus miradas, se acerca.
YoonGi le sonríe, y el rubio se golpea mentalmente por pensar que aquella sonrisa es la cosa más maravillosa en el universo. Quiere alejar los pensamientos de ese tipo. Pero es débil, y sigue enamorado.
—Ocurre todo— responde después de un carraspeó de garganta. Y ve como la sonrisa del pelinegro es reemplazada por un profundo ceño fruncido.
—No entiendo, bebé. ¿Puedes explicarme, por favor?
Y JiMin quiere reírse. Pero no lo hace. Porque sabe, que después la risa será reemplazada por llanto, y él ya está harto de sollozar frente al hombre.
Con un último suspiro entrecortado, coloca el sobre que contiene los papeles de su final sobre el escritorio, frente a YoonGi. El pelinegro curioso lo toma, tomándose su tiempo para rasgar un poco el papel amarillo y sacar su contenido.
Una mueca aparece en los labios del pálido, y JiMin puede palpar con las puntas de sus dedos el coraje que rodea el aura de su pronto ex esposo, y aquel pensamiento tan solo lo destroza un poco más.
—¿Qué esto, JiMin?— YoonGi cuestiona y hay cierto hastío en su voz. El rubio tiembla, pero no permite que el ojimarron lo note.
—Es lo que es— responde, y puede que quizá esa indiferencia totalmente actuada sea notada por el mayor—. Necesito que firmes cuanto antes.
Min asiente, los papeles del divorcio arrugandose en sus manos en el momento en el que se pone de pie. JiMin se tensa, y no tiene tiempo ni de pensar cuando ya siente los brazos de YoonGi rodeando su cintura.
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Fuck You - YoonMin.
Conto"Jodete, Min YoonGi"era lo que su cabeza gritaba, "Te amo" las palabras que su boca pronunciaba. portada hecha por: @kitmhwa ®NO SE PERMITEN ADAPTACIONES.