Él murió, está consciente de ese hecho. Luo Binghe lo mató.
Sin embargo, en lugar de ir al infierno como creía, despierta enterrado en un lugar desconocido, en un mundo diferente al suyo.
Cang Qing no ha sido destruída, personas muertas están vivas...
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—Entonces... ¿Quién eres tú?...— preguntó Shen Qingqiu, alías "Pepino Sin Igual", nombre real: Shen Yuan.
El hombre recostado en la cama, a quién iba dirigida la pregunta, se mantuvo en silencio por al menos un minuto.
La mirada del desconocido se posó primero en Shen Qingqiu, después en la habitación donde se encontraba, para, finalmente, acabar de nuevo en Shen Qingqiu.
En cambio, Shen Qingqiu no apartó la vista de él, sino que se mantuvo analizando cada parte visible de su cuerpo. Figura esbelta y rostro delicado, piel blanca y suave a la vista, un hermoso cabello largo y un par de ojos que mandaban una alerta de "¡peligro!", todo eso sin opacar el aura de dignidad y gracia que emanaba su persona.
En teoría todo debería de estar bien, no era la primera vez que se topaba con personas que compartían ese tipo de características. El problema radicaba en que físicamente la persona frente a él era entre un 60 y 70 porciento similar a él...
Fue por esta observación constante que a Shen Qingqiu no le pasó desapercibido las emociones que se reflejaban en los ojos contrarios.
Sorpresa, duda, incredulidad, desconfianza, lo capto todo, y eso sólo le provoco un mal sabor de boca. Intuía la respuesta a su pregunta, y le aterraba; pasó un minuto entero intentando convencerse de que era imposible, que sería una violación al sistema (al menos, sí el sistema de verdad no tenía nada que ver con esto, como aseguraba).
Sintió el sudor que se formaba en su nuca durante el tiempo en que la habitación permaneció en silencio, y apretó inconscientemente el agarre que mantenía en su abanico.
Finalmente, los labios de su doppelgänger se abrieron lentamente y su voz se filtró en el aire, revelando dos palabras que hicieron que su piel se erizara y el miedo recorriera cada uno de sus huesos.
—Shen Qingqiu.
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Sinceramente, no tenía idea de qué había pasado.
Después de otros dos meses en el mundo de los demonios acompañando a Luo Binghe, Shen Qingqiu había regresado a la montaña Cang Qiong a cumplir sus deberes como maestro del Pico Qing Jing.
